La práctica de los movimientos controlados y la respiración profunda del Tai Chi reduce el dolor y la incapacidad de movimiento que provoca la artritis, demuestra un estudio.
El Tai Chi, una disciplina física que nació en China, incluye movimientos suaves y deslizamientos, que se realizan independientemente de la capacidad física individual.
Tras revisar estudios sobre Tai Chi con más de 300 personas con osteoartritis o artritis reumatoidea, el equipo de Amanda Hall, de la University of Sydney, en Australia, halló que la práctica reducía los niveles de dolor.
El Tai Chi disminuía también la discapacidad por dolor asociada con las actividades diarias, como caminar, subir escaleras, sentarse y ponerse de pie y hacer las tareas del hogar, las compras y las actividades de ocio.
Esos resultados sugieren que el Tai Chi «es efectivo para reducir el dolor y la discapacidad artríticos como otros programas clínicos de ejercicio», dijo Hall a Reuters Health.
Estudios previos habían demostrado la efectividad del Tai Chi en la reducción del dolor y el aumento del funcionamiento físico y el nuevo análisis permite cuantificar el efecto, precisó el equipo en la revista Arthritis and Rheumatism.
La revisión incluyó cinco estudios sobre los efectos del Tai Chi en personas con osteoartritis en cadera, rodilla, espalda baja y tobillo, más otro estudio sobre personas con artritis reumatoidea.
Los sujetos, de 60 años o más, habían participado en clases grupales de Tai Chi, de 40 a 60 minutos, una o dos veces por semana, en las que se los había alentado a practicar los ejercicios en el hogar.
Al comparar los niveles de dolor y discapacidad por dolor antes y después de los programas de Tai Chi, los datos revelaron disminuciones de 10 puntos, en escalas de 100, en ambos indicadores.
«El estudio sugiere que el Tai Chi provoca una tendencia a mejorar el estado anímico y reducir el nivel de tensión», agregó Hall.
Aun así, son escasos los datos disponibles sobre la efectividad del Tai Chi para reducir el dolor y la discapacidad, de modo que el equipo opina que se necesitan más estudios sobre poblaciones más grandes.
FUENTE: Arthritis and Rheumatism, junio del 2009