Una de las explicaciones más comunes de los fumadores sobre su apego a este hábito, es el placer que les permite experimentar. Un argumento que los estudios científicos avalan.
Esto se explica porque cuando la nicotina llega al cerebro permite la liberación de la dopamina, que es un neurotransmisor que genera el sentimiento del placer. De esta manera el fumador termina por asociar esta experiencia con las vivencias que experimenta en ese momento, ya sea la convivencia con una persona o la belleza de un sitio.
Por el contrario, cuando no se fuma la falta de la dopamina le lleva a encender el siguiente cigarrillo o sufrir los efectos de la abstinencia, como son irritabilidad, ansiedad, aumento de apetito, cambios de humor e insomnio.
Un fenómeno que se incrementa ya que la nicotina es una sustancia altamente adictiva, por lo que el fumador rapidamense te hace dependiente. Asimismo es importante señalar que el tabaquismo representa un serio riesgo para la salud, ya que cada cigarro contiene más de 4 mil 500 sustancias, que lo relacionan con más de 25 enfermedades, desde infartos, y padecimientos vasculares y respiratorios, hasta cáncer en pulmones, laringe boca y vejiga.
Por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que de continuar el ritmo de consumo de tabaco, para el año 2030 morirán por esta causa 175 millones de personas, cifra que se incrementará a mil millones en todo el siglo XXI.