La adolescencia es una de las etapas más difíciles de la vida, ya que define las características físicas y psicológicas de una persona.
Una época de crecimiento que se caracteriza por la confusión, temor y sentimientos de incomprensión, pero también porque marca el inicio de la vida sexual. No obstante en muchas ocasiones el despertar sexual se ve alterado por el deseo de ser aceptado por los demás y por las presiones por iniciar esta etapa, lo que sumado a la falta de una información adecuada, origina problemas como conductas sexuales obsesivas y promiscuidad.
Asimismo la falta de una información adecuada y de conciencia sobre la responsabilidad que implica el inicio sexual, provoca que muchos adolescentes sostengan relaciones sin ninguna protección como algún método de planificación como el preservativo, lo que ocasiona embarazos no deseados, que alteran las condiciones y perspectivas de vida de hombres y mujeres y para la cual no están preparados para enfrentar.
Asimismo, el sexo sin protección puede provocar contagios de diversas enfermedades de transmisión sexual, que en la mayoría de los casos, por desconocimiento o temor, sólo atienden hasta que los síntomas son excesivamente molestos.
Un problema que se agrava porque en su mayoría los adolescentes prefieren hablar de estos temas con amigos o recurrir a revistas y en muy pocas ocasiones buscan el consejo de personas que pueden tener una mayor preparación como psicólogos, profesores o incluso los padres.
Ante ello, los especialistas recomiendan que los padres eviten la vergüenza y se acerquen y platiquen con los adolescentes en un ambiente de confianza a fin de abordar estos temas, que pueden ser definitivas en su vida.