Depresión y ansiedad.

Un nuevo estudio indica que, en los pacientes con un mismo nivel inducido de dolor de pecho, la ansiedad y la depresión están asociadas con un aumento significativo de la frecuencia de angina.

Un nuevo estudio indica que, en los pacientes con un mismo nivel inducido de dolor de pecho, la ansiedad y la depresión están asociadas con un aumento significativo de la frecuencia de angina.

«Esos resultados respaldan el estudio de las estrategias para tratar la angina (de pecho) orientadas a reducir el estrés psicológico», como así también para aliviar los síntomas, concluyeron los autores en la edición de acceso rápido de Circulation: Journal of the American Heart Association.

La angina es un dolor de pecho que aparece como respuesta a la actividad o el estrés.

Los síntomas son sensación de opresión y presión en el tórax, un dolor que quema, que comienza leve y se agrava en minutos, antes de desaparecer. Desaparece rápido con fármacos o descanso, pero reaparece con la actividad o el estrés.

Estos síntomas aparecen cuando se estrechan las arterias coronarias o se interrumpe el flujo sanguíneo debido a un endurecimiento del tejido arterial (aterosclerosis) o un coágulo sanguíneo. Eso produce una isquemia, ya que la sangre no oxigena los tejidos, que terminan muriendo.

«La cardiología en Estados Unidos concentró los tratamientos de la angina casi exclusivamente en reducir la isquemia (…) pero el nuevo estudio sugiere que deberíamos evaluar y tratar también la depresión y la ansiedad en pacientes con angina frecuente», dijo a Reuters Health el doctor Mark Sullivan, de la University of Washington.

«En cambio, la cardiología británica y europea hacen algo más», añadió el autor principal del estudio.

El equipo de Sullivan estudió a 191 pacientes (de alrededor de 63 años) con isquemia a los que se les habían hecho estudios de perfusión miocárdica en estrés entre abril del 2004 y el 2006.

Con el Cuestionario para Angina de Seattle, el equipo determinó que 68 pacientes (el 36 por ciento) no habían tenido angina el mes anterior, que 66 (el 35 por ciento) habían desarrollado síntomas mensuales de angina y 57 pacientes (el 30 por ciento) los habían tenido a diario o semanalmente.

Los autores determinaron también que el 44 por ciento de los pacientes con síntomas diarios o semanales de angina tenía niveles de ansiedad clínicamente significativos y que el 64 por ciento presentaba niveles clínicamente significativos de depresión.

Otros análisis revelaron que el aumento de la angina estuvo significativamente asociado con antecedentes de cirugía coronaria (2,24 veces más riesgo), ansiedad (4,72 veces más riesgo) y depresión (3,12 veces más riesgo).

Los resultados sugieren que las características psicosociales estarían asociadas con la frecuencia de aparición de la angina, independientemente de su gravedad.

Con todo, agregó Sullivan, «se desconoce si esos factores psicosociales realmente afectan la respuesta a la isquemia o si el aumento de la carga del dolor de pecho intensifica el estrés psicosocial».

FUENTE: Circulation: Journal of the American Heart Association, 29 de junio del 2009

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