Una de las enfermedades comunes entre los hombres pero menos conocidas es el varicocele o várices en los testículos.
Esta es una enfermedad que aparece con mayor frecuencia entre los 15 y los 25 años y que consiste en un problema similar al de las várices de las piernas. Es decir, se presenta cuando las válvulas que se encuentran en el interior de las venas, en este caso del cordón espermático (que sostiene al testículo) dejan de funcionar de manera adecuada e impiden que la sangre fluya.
Esto produce hinchazón y dilatación de las venas y puede provocara desde alteraciones en el desarrollo del testículo y que sea de menor tamaño que el otro, hasta serios problemas de infertilidad.
Sus causas pueden ser hereditarias o por un tumor renal, que puede ocasionar el bloqueo del flujo sanguíneo a una vena.
El varicocele en muchas ocasiones no genera síntomas y en otros puede generar dolor y venas agrandadas, inflamación o protuberancias en el escroto.
Cuando existe la sospecha de varicocele, el médico puede diagnosticarlo mediante un examen físico, así como estudios como el Doppler que detecta las venas obstruidas por medio del sonido. El tratamiento, se basa en la cirugía a fin de asfixiar la vena afectada ocasionando que la sangre fluya únicamente por las venas normales o forme otras nuevas a fin de contar con la irrigación adecuada.
Cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social señalan que este problema afecta hasta el 40% de los mexicanos, por lo que recomienda que, al igual que ocurre en las mujeres con el cáncer de seno, los hombres también se autoexaminen los testículos a fin de detectar la presencia de venas retorcidas o insensibles en el cordón espermático, que como ya se mencionó es el que sostiene al testículo.