Durante el otoño y la primavera sueca, ocho mujeres más, se beneficiarán de un transplante de útero en Suecia. El equipo médico indicó que ellas no tienen más de treinta años y que las posibilidades de éxito de una fecundación in vitro son mayores cuando las pacientes son jóvenes.
A una de las mujeres le habían retirado el útero después de un tratamiento contra un cáncer del cuello del útero, la otra mujer nació sin útero, ambas tienen unos treinta años, explica en un comunicado la Universidad de Goteborg en Suecia, más de diez cirujanos participaron en las operaciones, que se desarrollaron sin complicaciones. Las mujeres que recibieron los úteros están bien pero cansadas después de la intervención, detalla el Dr. Mats Brannstrom, profesor de Ginecología en la Universidad y director del equipo de investigaciones.
Las madres que donaron sus úteros ya están en pie y caminan, y podrán volver a sus casas en unos días, las jóvenes receptoras deberán esperar un año antes de poder iniciar un embarazo, previa fecundación in vitro, precisó el Dr. Brannstrom en conferencia de prensa.
El especialista no quiso especular sobre las posibilidades que tienen las dos mujeres de quedarse embarazadas, recordó que, en condiciones normales, las posibilidades de tener un niño tras una fecundación in vitro son de entre 25 y 30%.
Los úteros implantados serán retirados cuando las mujeres hayan tenido un máximo de dos hijos, para que puedan cesar el tratamiento contra el rechazo del órgano.
Las dos jóvenes, fueron seleccionadas al cabo de un largo procedimiento, que permitió asegurarse que ellas y sus maridos eran fértiles.
Sus respectivas madres fueron elegidas como donantes dada la ventaja teórica que presentan por ser familiares, su útero demostró que funcionaba y era capaz de llevar un bebe.
El Dr. Brannstrom destacó que el objetivo de estos transplantes es ayudar a las mujeres jóvenes nacidas sin útero o con un útero que no funciona, y no a las mujeres que ya no están en edad de procrear.
Los transplantes de útero, cuyo primer éxito se logró en Turquía en 2011, son controvertidos, ya que implican a donantes vivas. En un primer momento, el Consejo Ético de Suecia bloqueó las intervenciones, pero finalmente dio su autorización con la condición de que un comité especial controle las operaciones.