Trabajar de noche podría conducir a cambios hormonales y metabólicos que elevan el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedad cardiaca, advierten recientes estudios.
«A largo plazo, el impacto fisiológico del trabajo en turnos sobre varios marcadores implicados en la regulación del peso corporal, leptina, insulina y cortisol, parece contribuir a incrementar el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad», dijo el autor del estudio Frank Scheer, catedrático de medicina en la división de medicina del sueño del Hospital Brigham and Women’s y la Facultad de medicina de Harvard en Boston.
Scheer y su equipo informan sobre los hallazgos en la edición en línea del 2 de marzo de Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los autores subrayan que cerca de 8.6 millones de estadounidenses trabajan por turnos, lo que la National Sleep Foundation define como un tipo de horario que cae fuera de la norma estándar de un horario de oficina de nueve a cinco. En los Estados Unidos, los trabajadores de fábricas, el personal hospitalario, los policías, los bomberos, los pilotos, los equipos de carreteras y los conductores de camiones son algunos de los puestos de trabajo que conllevan comúnmente algún grado de trabajo por turnos.
Este tipo de trabajo se ha relacionado previamente con problemas gastrointestinales, fatiga, y sueño deficiente, señalaron los investigadores. Se cree que tales complicaciones surgen como consecuencia de una desconexión crónica entre los hábitos de vigilia y alimentación que demanda el trabajo y el reloj innato del cuerpo de 24 horas de sueño/vigilia, conocido comúnmente como ritmo circadiano.
Para explorar cómo tal desalineación puede elevar el riesgo de desarrollar problemas de salud serios, Scheer y colegas realizaron una estudio de laboratorio diseñado para imitar los efectos graves del desfase horario y/o el impacto crónico de un trabajo por turnos regular.
En el experimento, se registró la respuesta corporal de cinco hombres y cinco mujeres mientras seguían un horario cambiante de sueño/alimentación durante 10 días.
Para cuando terminó el estudio, todos los voluntarios habían comido y dormido durante todas las fases del ciclo circadiano, mientras siguieron un horario diario creado de manera artificial en bloques de 28 horas.
Los resultados: la desalineación circadiana provocó un descenso en los niveles de la hormona leptina que regula el peso. El desplome de los niveles de leptina puede acelerar la aparición de obesidad y enfermedad cardiaca al estimular el apetito y reducir la actividad, señalaron los investigadores.
Asimismo, también se produjeron cambios en los niveles de azúcar en sangre y en los niveles de insulina, lo que resultó en un deterioro de la tolerancia a la glucosa y menor sensibilidad a la insulina.
En particular, tres participantes sin historial previo de diabetes desarrollaron niveles de glucosa que se asemejaban a los de personas prediabéticas tras comer durante el horario desalineado. También se encontró que los niveles de presión arterial durante el día eran elevados entre estos voluntarios.
El grado de cambio hormonal era más alto cuando los horarios de los participantes tenían una alteración de 12 horas respecto al ciclo normal de sueño/vigilia, es decir cuando se les pedía a los participantes que durmieran durante el día y se mantuvieran despiertos por la noche.
A pesar de la solidez de los hallazgos, Scheer advirtió que se necesitan más investigaciones antes de sacar demasiadas conclusiones.
«Antes que nada, éste es un estudio de laboratorio de corta duración», observó. «Así que no sabemos todavía si la desalineación circadiana tiene un impacto similar a largo plazo en un escenario real en el que las personas trabajen el turno de la noche».
«También hay que estudiar cómo personas distintas pudieran responder de manera diferente», apuntó Scheer. «El trabajo por turnos afecta el estado de alerta de una persona, y la función gastrointestinal, por lo que aquellas personas que no pueden hacer frente a este tipo de trabajo a menudo lo dejan. Lo que significa que los que continúan podrían no ser tan susceptibles a estos problemas, y quizá sean menos sensibles a este tipo de desalineación. Estas son preguntas que debemos hacernos en el futuro».
Por lo pronto, el Dr. Joseph Bass, profesor asistente de medicina de la Facultad de medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern en Chicago, estuvo de acuerdo en que aún es demasiado pronto para sacar conexiones directas entre el trabajo por turnos y riesgos específicos de salud.
«Sin embargo, habiendo planteado esto, tampoco se trata de una ilusión», dijo. «Nuestro reloj biológico representa toda un área de la biología que es tan crítica como la presión arterial o la respiración. Y este trabajo nos ofrece un mecanismo biológico factible que puede ser la base y contribuir de manera acumulativa a la ocurrencia de trastornos metabólicos en ciertos individuos, debido a sus patrones de trabajo, a viajes, o simplemente porque ignoran el ciclo de luz normal».