Dos pruebas clínicas de medicamentos experimentales que restablecen la capacidad del sistema de inmunidad para detectar y atacar el cáncer han mostrado resultados prometedores en pacientes con cáncer de pulmón, riñón y melanoma, informa la revista The New England Journal of Medicine.
En las pruebas, encabezadas por la Oncóloga Suzanne Topalian y su grupo de investigadores de la Universidad John Hopkins, en Baltimore EUA, más de 500 pacientes recibieron tratamiento con los dos medicamentos que apuntan a la supresión de la inmunidad.
Los científicos presentaron sus resultados de Fase I de las pruebas clínicas en la Reunión Anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica, señalan que los resultados son suficientes como para empezar las pruebas con un número mayor de pacientes.
Es un tipo diferente de terapia para el cáncer, aclara la oncóloga Suzanne Topalian, no mata directamente a las células del cáncer sino que actúa mediante el sistema de inmunidad, lo que hace es fortalecer una respuesta que ya estaba allí pero a un nivel débil o ineficaz.
Ninguno de los dos medicamentos cura el cáncer, advierten los investigadores.
Los dos compuestos también controlan el cáncer mejor que la mayoría de los medicamentos a esta altura inicial de las pruebas, cuando la norma es el fracaso, comenta el Dr. James Gulley, investigador de terapia de inmunidad en el Instituto Nacional del Cáncer.
En un estudio de 296 pacientes con tumores avanzados un compuesto anticuerpos llamado anti-PD-1 encogió los tumores en un 30% , en el 18% de los pacientes con cáncer de pulmón, el 28% de los pacientes con melanoma y el 27% de los pacientes con cáncer de riñón.
En un segundo estudio de 207 pacientes con enfermedad avanzada, el compuesto anticuerpos llamado anti-PD-L1 encogió los tumores en el 10% de los cánceres de pulmón, en el 175 de los melanomas, en el 12% de los cánceres de riñón y en el 6% de los cánceres de ovario. El encogimiento de los tumores hace que las personas se sientan mucho mejor pues tienen más energía ya que el cáncer consume sus fuerzas.
Ambos compuestos, operan de una forma novedosa. Normalmente, cuando el cuerpo enfrenta una amenaza su sistema de inmunidad activa grandes cantidades de células T que atacan y matan a los intrusos. Pero el organismo también debe mantener el control sobre las células T.
Por ello cada célula T tiene un receptor en su superficie, llamado PD-1 (las letras corresponden a los términos muerte programada, en inglés). Si no hubiese un mecanismo para desactivar a las células T, y aún eliminarlas, esas células podrían tornar su poder destructivo contra el cuerpo dañándolo.
Uno de los estudios presentados en la conferencia es acerca de un compuesto que bloquea ese receptor, el anticuerpo anti-PD-1, que actúa trabando el mecanismo de forma que las células de cáncer no pueden abrirlo y las células T siguen matando.
El segundo estudio probó el compuesto llamado anticuerpo anti-PD-L1 que impide que las células de cáncer usen sus propios mecanismos de apagado y eso permite que las células T sigan matando.