Los científicos encabezados por el Dr. Alan Dangour, nutricionista de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres subrayan que los complementos de Omega 3 deben tomarse como parte de una dieta balanceada que incluya pescado graso al menos dos veces a la semana.
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, incluyó tres investigaciones en las que habían participado más de 3.500 personas.
En las investigaciones se llevó un seguimiento de la salud de los individuos durante un período de tres años y medio por lo que no es claro si los suplementos pueden tener un efecto protector para el cerebro si se toman durante más tiempo.
Los tres ensayos clínicos analizados eran aleatorios y controlados, que es el estándar de oro para investigar si un tratamiento funciona, se consideraron dos formas de tomar los ácidos grados omega 3: en cápsulas y en margarina para untar.
Los resultados mostraron que ni las cápsulas ni la margarina ofrecieron beneficios para la salud cognitiva de los participantes, los individuos que tomaron suplementos no obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas de funciones mentales, memoria y lenguaje que los tomaron un placebo.
Los ácidos grasos omega 3 son compuestos grasos responsables de muchas funciones importantes en el organismo. Podemos obtenerlos de las grasas en nuestra dieta, principalmente de pescado graso, como el salmón y arenque, y de fuentes como frutos secos de cáscara dura y semillas.
Varios estudios en el pasado han sugerido que estas sustancias pueden estar involucradas en mantener a las neuronas sanas durante la vejez y en un menor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.
Pero hasta ahora la evidencia científica sobre el papel de estas grasas en la prevención del deterioro cognitivo y la demencia es limitada, el pescado es una parte importante de una dieta sana y seguimos apoyando la recomendación de comer dos porciones a la semana, incluida una porción de pescado graso.
Sabemos que lo que es bueno para el corazón puede ser bueno para la cabeza, así que mantener un peso sano, comer una dieta balanceada, ejercitarse y mantener en control la presión arterial son formas de reducir nuestro riesgo de deterioro cognitivo y demencia más tarde en la vida.