El síndrome de fatiga crónica es un padecimiento en el cual la persona experimenta un cansancio constante y prolongado que no mejora con el descanso.
La revista médica Archives of Paediatrics and Adolescent Medicine (Archivos de Pediatría y Medicina del Adolescente) publicó un artículo que refiere que los niños con el síndrome de fatiga crónica tenían altos niveles de estrés oxidativo y mayor índice de muerte de glóbulos blancos en la sangre, lo cual sugería que su organismo estaba luchando contra una infección viral.
Se considera que un pequeño porcentaje de personas que han padecido una infección por el virus de Epstein-Barr, que ocasiona la mononucleosis infeccionsa, conocida también como «enfermedad del beso», no se recuperan del todo quedando con el síndrome de fatiga crónica.
Por su parte, la revista médica The Lancet, considera que no se puede hacer un vínculo absoluto entre este tipo de infección viral y el desarrollo del síndrome de fatiga crónica, por lo que se necesitará seguir investigados para dilucidar los factores físicos y psicológicos que intervienen en el desarrollo de este trastorno.
Lo que es bien conocido es que el síndrome de fatiga crónica ocasiona cansancio extremo, nunca antes experimentado, que no mejora con el reposo ni después de dormir y que dura más de seis meses. Además el individuo con síndrome de fatiga crónica puede padecer dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, irritabilidad, puede haber fiebre menor a los 38ºC y molestia en los ganglios linfáticos.
El diagnóstico se realiza excluyendo otras enfermedades que puedan ocasionar cansancio crónico.
No existe un tratamiento específico para el síndrome de fatiga crónica y lo que se busca es aliviar los síntomas. En general se recomienda una alimentación balanceada, rica en frutas y verduras, ejercicio leve hasta donde el paciente pueda tolerarlo, técnicas de relajación como meditación y yoga, técnicas para mejorar el sueño, como no dormir justo después de cenar ni en una habitación ruidosa, mantener una vida social y actividades de esparcimiento, aunque sea de forma moderada y en caso necesario recurrir a medicamentos antidepresivos, ansiolíticos y terapia psicológica.
El pronóstico de los pacientes con síndrome de fatiga crónica es variable. Algunos se recuperan entre 6 meses y un año del inicio de los síntomas, pero otros pueden permanecer con el padecimiento por añoso incluso nunca llegar a recuperarse del todo.
Es altamente recomendable que una persona con síndrome de fatiga crónica participe en un programa de rehabilitación para lograr recuperarse.
Complicaciones frecuentes del síndrome de fatiga crónica cuando no se trata son la depresión y el aislamiento social.