Síndrome de dolor regional complejo

El síndrome de dolor regional complejo es una condición altamente incapacitante que es más común en mujeres jóvenes.


Fotografía: lookfordiagnosis.com

El síndrome de dolor regional complejo es una trastorno de dolor crónico que se cree es el resultado de una disfunción del sistema nervioso central o periférico. Las características típicas incluyen cambios en el color y la temperatura de la piel en la extremidad o parte del cuerpo afectada, acompañados por un dolor intenso, sensibilidad de la piel, sudoración e inflamación. El síndrome de dolor regional complejo frecuentemente es provocado por una lesión.


El síndrome de dolor regional complejo puede comenzar a cualquier edad y afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque se considera que es más común en mujeres jóvenes.

El síntoma principal del síndrome de dolor regional complejo es un dolor continuo e intenso, desproporcionado con respecto a la severidad de la herida (si es que la hubiese), que con el tiempo empeora en vez de mejorar. EL síndrome de dolor regional complejo suele afectar una de las extremidades y se acompaña de cambios en el color de la piel, su textura, modificaciones de los patrones de crecimiento de las uñas y el vello; inflamación y rigidez articular; e incapacidad motora con dificultad para mover la parte de cuerpo afectada.

Frecuentemente el dolor se extiende para incluir toda la mano o pierna, aun cuando la herida original haya sido solamente en un dedo. A veces el dolor puede propagarse a la extremidad opuesta. El dolor puede empeorar con el estrés emocional.

Los síntomas del síndrome de dolor regional complejo varían en severidad y duración. Algunos especialistas consideran que existen tres etapas asociadas con el padecimiento que están marcadas por cambios progresivos en la piel, los músculos, las articulaciones, los ligamentos y los huesos del área afectada, aunque esta progresión aún no ha sido validada por investigaciones clínicas.

La primera etapa se cree que dura de 1 a 3 meses y está caracterizada por un dolor candente severo, acompañado de espasmos musculares, rigidez en las articulaciones, crecimiento excesivo del vello, y alteraciones en los vasos sanguíneos que hacen que la piel cambie de color y temperatura.

La segunda etapa dura de 3 a 6 meses y está caracterizada por la intensificación del dolor, inflamación, disminución del crecimiento del vello, uñas quebradizas, acanaladas o manchadas, huesos debilitados, articulaciones rígidas y un tono muscular débil.

En la tercera etapa, el síndrome progresa al punto de que los cambios en la piel y los huesos del paciente ya no se pueden revertir. El dolor es incesante y puede involucrar toda la extremidad o el área afectada. Hay un deterioro muscular marcado, disminución de la movilidad, y contracciones involuntarias de los músculos y tendones que flexionan las articulaciones.

No se conoce a ciencia cierta la causa del síndrome de dolor regional complejo. En algunos casos, el sistema nervioso simpático juega un papel importante en la prolongación dolor. Algunas teorías sugieren que los receptores del dolor en la parte del cuerpo afectada se han vuelto sensibles a una familia de mensajeros del sistema nervioso conocidos como catecolaminas. Los estudios en animales indican que la norepinefrina, una catecolamina liberada por los nervios simpáticos, adquiere la capacidad de activar las vías de dolor después de una lesión a un tejido o a un nervio. Otra teoría es que el síndrome de dolor regional complejo después de una herida es causado por una respuesta inmune, lo que lleva a los síntomas inflamatorios característicos de rubor, calor e inflamación en el área afectada.

El síndrome de dolor regional complejo se diagnostica descartándo otros trastornos. Algunos especialistas aplican un estímulo (como tocar, pinchar, aplicar calor o frío) al área para ver si causa dolor. Los médicos también pueden utilizar un escaneo óseo de triple fase para identificar cambios en los huesos y en la circulación sanguínea.

El pronóstico para el CRPS varía de una persona a otra. En algunas personas hay una remisión espontánea de los síntomas. Otras pueden tener un dolor incesante, y cambios irreversibles e incapacitantes a pesar del tratamiento. Algunos médicos creen que un tratamiento precoz ayuda a limitar el trastorno, pero esta creencia aún no está apoyada por evidencia de estudios clínicos.

Ya que no existe una cura para el síndrome de dolor regional complejo, el fin del tratamiento es aliviar los síntomas dolorosos para que los pacientes puedan reanudar sus vidas normales. A menudo se utilizan las siguientes terapias:

  • Terapia física: Un programa de aumento gradual de ejercicio que mantenga a la extremidad o la parte dolorosa del cuerpo en movimiento, puede ayudar a restaurar cierto rango de movimiento y de función.
  • Psicoterapia: El síndrome de dolor regional complejo a menudo tiene efectos psicológicos profundos en los pacientes y en sus familias. Las personas con síndrome de dolor regional complejo pueden sufrir de depresión, ansiedad, o del trastorno de estrés post-traumático, todo lo cual aumenta la percepción del dolor y dificulta los esfuerzos para la rehabilitación.
  • Bloqueo del nervio simpático: Algunos pacientes obtendrán gran alivio del dolor con un bloqueo del nervio simpático. Se pueden realizar los bloqueos del simpático de varias maneras. Una técnica utiliza la administración intravenosa de fentolamina, una droga que bloquea los receptores del simpático. Otra técnica involucra la colocación de un anestésico junto a la médula espinal para bloquear directamente los nervios simpáticos.
  • Medicamentos: Se utilizan diferentes clases de medicamentos para tratar el síndrome de dolor regional complejo, incluyendo drogas analgésicas tópicas que actúan localmente sobre los nervios, la piel y los músculos adoloridos; drogas anti-convulsivas; antidepresivos, corticosteroides y opioides. Sin embargo, no existe un solo medicamento o combinación de medicamentos que haya producido mejoras consistentes de larga duración para los pacientes.
  • Estimulación de la médula espinal: La colocación de electrodos estimulantes al lado de la médula espinal proporciona una sensación de hormigueo placentera en el área del dolor. Esta técnica parece que ayuda a muchos pacientes con su dolor.
  • Bombas intratecales para administración de medicamentos: Estos aparatos administran los medicamentos directamente al líquido cefalorraquídeo, de manera que los opioides y los agentes anestésicos locales pueden ser administrados a los puntos gatillo en la médula espinal que señalan el dolor en dosis mucho menores que se requieren para la administración oral. Esta técnica disminuye los efectos secundarios y aumenta la eficacia del medicamento.


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