Semana internacional de prevención de la intoxicación por plomo

La Semana internacional de prevención de la intoxicación por plomo propone alentar la adopción de nuevas medidas para eliminar el plomo de la pintura. El plomo se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos.

La intoxicación por plomo es totalmente prevenible, se calcula que la exposición a este metal es responsable de un 0,6% de la carga mundial de morbilidad; y es mayor en los países en desarrollo. Se calcula que la exposición al plomo contribuye a 600 000 nuevos casos anuales de discapacidad intelectual en niños.

El problema es bien conocido, muchos países ya han tomado medidas, pero la exposición al plomo, sobre todo en la infancia, sigue siendo un problema importante para los responsables de la salud pública.

Existen actualmente buenos sustitutos sin plomo, pero aún hay muchas pinturas con altas concentraciones de plomo que se utilizan en muchos países con fines decorativos. Estamos ante una oportunidad de movilizar compromisos políticos y sociales para seguir avanzando.

Durante la semana de campaña, promovida por la OMS, la Alianza Mundial para Eliminar el Uso del Plomo en la Pintura se propone:

•Aumentar la concientización acerca de las intoxicaciones por plomo.
•Destacar los esfuerzos de los países y los asociados por prevenir las intoxicaciones infantiles por plomo.
•Alentar la adopción de nuevas medidas para eliminar el plomo de la pintura.

El plomo es una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo afectando a diversos sistemas del organismo, con efectos especialmente dañinos en los niños de corta edad, se estima que en los niños la exposición al plomo causa cada año 600.000 nuevos casos de discapacidad intelectual, la exposición al plomo cobra cada año un total estimado de 143.000 vidas, registrándose las tasas más altas de mortalidad en los países en desarrollo.

•El plomo se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo. Para evaluar el grado de exposición humana, se suele medir la concentración de plomo en sangre, no existe un nivel de exposición al plomo que pueda considerarse seguro, la intoxicación por plomo es totalmente prevenible.

Entre las principales fuentes de contaminación ambiental destacan la explotación minera, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y gasolinas con plomo. Más de tres cuartes partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo ácido para vehículos de motor.

Sin embargo, este metal también se utiliza en muchos otros productos, como pigmentos, pinturas, material de soldadura, vidrieras, vajillas de cristal, municiones, esmaltes cerámicos, artículos de joyería y juguetes, así como en algunos productos cosméticos y medicamentos tradicionales. También puede contener plomo el agua potable canalizada a través de tuberías de plomo o con soldadura a base de este metal. En la actualidad, buena parte del plomo comercializado en los mercados mundiales se obtiene por medio del reciclaje.

Las personas pueden verse expuestas al plomo en su puesto de trabajo o en su entorno, principalmente a través de:

− la inhalación de partículas de plomo generadas por la combustión de materiales que contienen este metal (por ejemplo, durante actividades de fundición, reciclaje en condiciones no seguras o decapado de pintura con plomo, o al utilizar gasolina con plomo).

− la ingestión de polvo, agua o alimentos contaminados (por ejemplo, agua canalizada a través de tuberías de plomo o alimentos envasados en recipientes con esmalte de plomo o soldados con este metal).
Otra posible fuente de exposición al plomo es el uso de determinados productos cosméticos y medicamentos tradicionales.

Los niños de corta edad son particularmente vulnerables porque, según la fuente de contaminación de que se trate, llegan a absorber una cantidad de plomo entre 4 y 5 veces mayor que los adultos. Por si esto fuera poco, su curiosidad innata y la costumbre, propia de su edad, de llevarse cosas a la boca, los hace más propensos a chupar y tragar objetos que contienen plomo o que están recubiertos de este metal (por ejemplo, tierra o polvo contaminados o escamas de pintura con plomo).

Esta vía de exposición es aún mayor en los niños con pica (ansia persistente y compulsiva de ingerir sustancias no comestibles), que pueden arrancar, y luego tragar, por ejemplo, escamas de pintura de las paredes, los marcos de las puertas o los muebles. En Senegal y Nigeria, la exposición a tierra y polvo contaminados por plomo debido al reciclaje de baterías y a actividades mineras ha provocado intoxicaciones masivas por plomo en niños de corta edad, que se han cobrado ya numerosas vidas.

Una vez dentro del cuerpo, el plomo se distribuye hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos, y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo. El plomo almacenado en los huesos puede volver a circular por la sangre durante el embarazo, con el consiguiente riesgo para el feto.

Se ha comprobado además que en niveles de exposición más débiles sin síntomas evidentes, antes considerados exentos de riesgo, el plomo puede provocar alteraciones muy diversas en varios sistemas del organismo humano. En los niños afecta, en particular, al desarrollo del cerebro, lo que a su vez entraña una reducción del cociente intelectual, cambios de comportamiento, por ejemplo, disminución de la capacidad de concentración y aumento de las conductas antisociales  y un menor rendimiento escolar. La exposición al plomo también puede causar anemia, hipertensión, disfunción renal, inmunotoxicidad y toxicidad reproductiva. Se cree que los efectos neurológicos y conductuales asociados al plomo son irreversibles.

La supresión paulatina de la gasolina con plomo en la mayoría de los países ha contribuido a reducir considerablemente su concentración sanguínea en la población, su utilización solo esta permitida en seis países.

La OMS ha incluido el plomo dentro de una lista de diez productos químicos causantes de graves problemas de salud pública que exigen la intervención de los Estados Miembros para proteger la salud de los trabajadores, los niños y las mujeres en edad fértil.

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