Las imágenes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 han dejado su huella en la mente de los norteamericanos, una huella que aún hoy persiste a exactamente diez años de ocurridos y que incluso puede verificarse en personas no afectadas directamente por la tragedia.
Eso es lo que muestra un estudio de investigadores norteamericanos, en el que tras medir
distintos parámetros de actividad cerebral de individuos que no estuvieron en las ciudades afectadas por los ataques (Nueva York y Washington) hallaron que, cuando eran expuestos a imágenes del 11 de septiembre, exhibían patrones de actividad cerebral similares -aunque en menor magnitud- a los de personas con estrés postraumático.
«Otros estudios han mostrado que los ataques del 11 de Septiembre dieron lugar a una ola de estrés y de ansiedad que atravesó a los Estados Unidos», declaró Ivy Tso, investigadora de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, y una de las autoras del nuevo estudio, cuyas conclusiones publicó esta semana la revista especializada Journal of Traumatic Stress .
«Entre el 8 y el 10% de los residentes de la ciudad de Nueva York reportaron síntomas del desorden de estrés postraumático y depresión -agregó la investigadora-, mientras que el 40% de los norteamericanos de todo el país experimentaron síntomas significativos de estrés relacionados con los ataques.»
Lo que agrega el estudio de la Universidad de Michigan es la persistencia, visible hoy a diez años, de los trastornos suscitados por el impacto de la tragedia. Al ser expuestos a imágenes de los ataques intercaladas con otras imágenes, los voluntarios que participaron del estudio mostraron patrones de actividad cerebral análogos -aunque de menor grado- a los observados en personas con trastorno de estrés postraumático.
«Una vez que desarrolló el trastorno de estrés postraumático, la persona puede tener síntomas durante el resto de su vida», comentó el doctor Daniel Mosca, médico psiquiatra, a cargo del Servicio de Estrés Postraumático del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato de Alvear, en Buenos Aires, Argentina.
El síndrome de estrés postraumático, desencadenado por un evento traumático -como una guerra, una catástrofe natural, un accidente o una violación, entre otros- que hace que la persona sienta amenazada su vida o su integridad, da lugar a la aparición de síntomas como ansiedad, irritabilidad, insomnio, problemas de concentración y recuerdos intrusivos, entre muchos otros.
Un aspecto que señaló el doctor Mosca, y que permite explicar el impacto psicológico de los ataques del 11 de Septiembre más allá de quiénes lo vivieron en primera persona, es que «uno no tiene que vivir una situación traumática para sufrir estrés postraumático. El solo ver las imágenes puede traumatizar a la gente sensible y favorecer que desarrolle síndrome de estrés postraumático aún sin haber estado en el lugar del evento».