Un revestimiento biológico, en nanoescala detiene casi instantáneamente las hemorragias, un avance que puede reducir drásticamente las muertes por sangrados abundantes.
Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, EUA) y de Dispositivos Médicos Ferrosan en Soeborg, Dinamarca han desarrollado un recubrimiento biológico, en nanoescala, que consiste en alternar capas de trombina, una proteína natural de la coagulación y ácido tánico. La combinación produce una película biológica que contiene grandes cantidades de trombina funcional que cuando se pulveriza sobre un material, como una esponja, se puede utilizar como un vendaje. Una ventaja clave del método de pulverización es que permite que se empaquete una gran cantidad de trombina en las esponjas, incluso recubriendo incluso las fibras interiores. Una vez aplicado, las esponjas pueden ser moldeadas para adaptarse a la forma de cualquier herida y ser almacenadas posteriormente durante meses antes del uso.
En pruebas de laboratorio, en Ferrosan mediante un modelo de hemorragia de bazo porcino, las esponjas recubiertas fueron aplicadas a las heridas con una presión ligera (de un pulgar humano), durante 60 segundos, y detuvieron la hemorragia; las esponjas que carecían de trombina requirieron, por lo menos, 150 segundos para detener el sangrado. En comparación, un parche de gasa simple aplicado durante 12 minutos (la duración del experimento), no detuvo la hemorragia. Los investigadores han presentado una solicitud de patente sobre la tecnología, así como para esponjas, similares, recubiertas con el antibiótico, vancomicina.
Ahora están trabajando en combinar las actividades de coagulación de la sangre y de antibióticos en una sola esponja. El estudio se publicó en la revista Advanced Materials.
Los métodos tradicionales para detener el sangrado, como los torniquetes, no son adecuados para el cuello y muchas otras partes del cuerpo, lo que ha hecho que los investigadores ensayen métodos alternativos, todos los cuales tienen desventajas. Los vendajes y pegamentos de fibrina tienen una vida útil corta, pueden provocar una respuesta inmune adversa, mientras que los polvos de zeolita son difíciles de aplicar en condiciones de mucho viento, y pueden causar quemaduras graves. Otra opción son los vendajes hechos de quitosán, un derivado del material estructural primario de los exoesqueletos de los mariscos. Esas vendas han tenido cierto éxito, pero pueden ser difíciles de moldear para ajustarse a heridas complejas.