Las proteínas que contiene la soya, cuando tiene entre dos y seis días de germinación, son útiles para destruir células de cáncer cérvico-uterino y reducir hasta en 99% el tamaño de tumores cancerígenos en ratones.
Las investigadoras María del Carmen Robles, Eva Ramón y Rosalva Mora, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, del Instituto Politécnico Nacional, explicaron que la soya germinada tiene más poder anticancerígeno que la soya sin germinar porque durante los primeros días en que la semilla entra en contacto con el agua hay un conjunto de procesos bioquímicos en el interior de la semilla en los cuales se dividen moléculas muy grandes (también llamadas macromoléculas) hasta convertirse en pequeñas proteínas o fragmentos de proteínas llamados péptidos. Esas moléculas más pequeñas pueden destruir a las células cancerígenas y además pueden frenar la copia de células con mutaciones patológicas.
La investigación de soya contra el cáncer, que fue galardonada con el premio PNCTA 2011, forma parte de una línea de investigación mucho más amplia y que trata de conocer diferentes propiedades funcionales de los alimentos. Esta línea de investigación está inspirada en el pensamiento griego antiguo que afirmaba que una buena alimentación era la mejor medicina para el ser humano.
Para el experimento el punto de partida fue leer algunos artículos publicados por científicos de otros países donde señalaban que algunas dietas con soya habían frenado el avance del cáncer en pacientes con cáncer cérvico-urterino. Estos hallazgos son muy importantes, pero las investigadoras decidieron profundizar mucho más y entrar al detalle químico, fitoquímico y celular para entender cuál era la parte de la soya que frenaba al cáncer.
Una vez que identificaron los fragmentos de proteína probaron en laboratorio esas moléculas poniéndolas en contacto con cultivos de células de cáncer cérvico-uterino, con tres cepas diferentes. Así pudieron distinguir entre las proteínas que eran más efectivas, así como las que trabajan solas y las que trabajan junto con otras moléculas de la soya, como los antioxidantes flavonoides.
Cuando la soya está germinada dos días, labora muy bien junto con los antioxidantes y reduce el tamaño de tumores hasta 99% de su tamaño al iniciar el experimento. Una reducción similar, aunque un poco más baja, se detectó cuando se trabajó únicamente con proteína, sin antioxidantes, obtenida de soya con 6 días de germinación.
La siguiente fase en esta línea de investigación es hacer pruebas en humanos, pero esa es una fase que requerirá más recursos y una serie de permisos con comités de bioética, así como autorización de las pacientes.