Hay evidencia de que las prótesis de cadera con vástago de metal sobre metal tienen una tasa de fallos mucho mayor que otros tipos de prótesis de cadera, y deberían prohibirse, señalan el Dr. Ashley Blom y su equipo de investigadores de la Universidad de Bristol en Reino Unido.
La tasa de fallos es particularmente alta para los implantes de cadera de vástago de metal sobre metal con cabezas más grandes y las implantados a mujeres. En esos casos, las tasas de fallos son hasta cuatro veces mayores que para otros tipos de implantes de cadera, según el estudio, que aparece en la revista The Lancet.
Los investigadores analizaron datos sobre más de 400,000 reemplazos de cadera (que incluían 31,171 implantes metal sobre meta realizados entre 2003 y 2011. A los pacientes, del Registro Nacional Conjunto de Inglaterra y Gales, se les dio seguimiento durante hasta siete años después de la cirugía.
Los implantes de vástago metal sobre metal tenían una tasa de fallos de 6.2%, mucho mayor que los implantes de cerámica y polietileno. Los fallos se relacionaron con el tamaño de la cabeza, cada aumento de un milímetro en el tamaño de la cabeza se asoció con un aumento de 2% en el riesgo de fallo.
La tasa de fallos de los implantes de cerámica sobre cerámica en realidad mejoró con un tamaño más grande de la cabeza.
En las mujeres, las tasas de fallo de los implantes con vástago metal sobre metal eran hasta cuatro veces mayores en comparación con los implantes de cerámica o polietileno. Las articulaciones con vástagos de metal sobe metal proveen una baja supervivencia del implante en comparación con otras opciones, y no se deben implantar, concluye el Dr. Blom, todos los pacientes con esas articulaciones se deben vigilar con cuidado, sobre todo las mujeres jóvenes que tienen implantes con cabezas de mayores diámetros.
El uso de implantes de cadera con vástagos metal sobre metal ha declinado en el Reino Unido, pero todavía se usan mucho en EUA. Los implantes con vástagos metal sobre metal de cabeza grande se hicieron populares porque se creía que reducían el riesgo de dislocación y que eran muy resistentes al desgaste.
Fuente: The Lancet