Un equipo de médicos de la Universidad de Akdeniz en Antalya, Turquía, lograron por primera vez que un embrión se implante en un útero trasplantado.
La joven Derya Sert, de 22 años, nació sin útero a causa del síndrome de Rokitansky, que afecta a 1 de cada 5.000 nacidas.
En el mes de agosto de 2011, un equipo médico consiguió trasplantarle el útero de una mujer fallecida a la joven Derya Sert, quien empezó a tener menstruaciones normales y demostró así que el útero era funcional.
Si el embarazo tiene éxito, el niño nacerá por cesárea, y tras su nacimiento se le va a retirar el útero a la joven Derya Sert, para evitar futuras complicaciones o rechazos.
La mayor dificultad del embarazo consiste en la medicación que se debe tomar para evitar el rechazo del órgano, como en cualquier trasplante y que podría afectar al feto.
El trasplante de útero ha causado polémica, pero si el bebé de Derya nace sano podría ser el primer paso para que las mujeres que carecen de útero en el mundo puedan lograr tener hijos.
A pesar de esto, algunos médicos defienden que los riesgos de un trasplante, así como los recursos que se requieren, solo deben asumirse para salvar vidas o mejorar la calidad de vida de los pacientes.