Un nuevo estudio a cargo de la Dra. Kathryn Fitzpatrick de la Unidad Nacional de Epidemiología Perinatal del Reino Unido, establecida en Oxford revela que el riesgo de ruptura uterina aumenta con el número de nacimientos anteriores por cesárea, un intervalo breve desde la última cesárea, y con el trabajo de parto inducido.
Investigadores de la Universidad de Oxford en el Reino Unido realizaron un estudio nacional de control de caso incluyendo 159 mujeres con ruptura uterina y 448 mujeres control con un nacimiento anterior por cesárea, realizada entre 2009 y 2010.
La meta del estudio era calcular la incidencia de ruptura uterina real en el Reino Unido, e investigar y cuantificar los factores de riesgo asociados y los resultados con base del modo de nacimiento predicho. En total, dos mujeres con ruptura uterina murieron, y hubo 18 muertes perinatales asociadas con ruptura uterina entre 145 bebés.
Los resultados mostraron que de las 159 mujeres que experimentaron ruptura uterina, 139 tenían partos anteriores por medio de una cesárea. La incidencia estimada de la ruptura uterina fue 0,2 por 1.000 maternidades en total, 2,1 por 1.000 maternidades en mujeres con un parto por cesárea anterior que planeaban un parto vaginal, y 0,3 por 1.000 en mujeres que planean parto por cesárea electiva. Entre las mujeres con un parto anterior por cesárea, las probabilidades de ruptura también fueron aumentadas en mujeres que tenían dos o más partos por cesárea, o en quienes habían pasado menos de 12 meses desde su último parto por cesárea. Un riesgo más alto de ruptura con la inducción del trabajo de parto y el uso de oxitocina fue aparente. El estudio fue publicado en la revista PLoS Medicine.
Aunque la ruptura uterina está asociada con mortalidad y morbilidad materna y perinatal significativas, aún entre las mujeres con una cesárea anterior que planean un nacimiento vaginal en su embarazo actual, es raro, ocurriendo solo uno en cada 500 mujeres, concluyen la Dra. Fitzpatrick y sus colegas. Para las mujeres con una cesárea anterior, el riesgo de ruptura uterina aumenta no solo con la prueba del trabajo de parto sino también con el número de nacimientos anteriores por cesárea, un intervalo corto desde la última cesárea, y la inducción y/o aumento del parto.
La ruptura uterina es un evento potencialmente catastrófico durante el nacimiento por la cual se viola la integridad de la pared miometrial. En una ruptura incompleta, el peritoneo aún está intacto. Con una ruptura completa, los contenidos del útero pueden derramarse en la cavidad peritoneal o el ligamento ancho, una ruptura uterina es un evento que amenaza la vida de la madre y el bebé.