Cientos de estudiantes han sido trasladadas a hospitales, y muchos profesores y funcionarios sospechan que han sido envenenadas, sin embargo, ninguna sustancia ha sido encontrada todavía.
Las niñas llegan con sus velos islámicos blancos limpios, antes de entrar en el salón de clases, sus maestros las registran, todas son sometidas a inspección, incluso la más pequeñas.
A finales de mayo, las niñas comenzaron a caer enfermas como piezas de dominó, se sospecha que la bomba de agua de la escuela había sido envenenada, algunas se enfermaban en la calle, algunas en casa. El director de la escuela, Abdul Hai, no tiene ninguna duda de que una mano criminal está detrás de lo sucedido.
En 2009, algunas jóvenes fueron tratadas por supuesto envenenamiento en Kabul.
Durante todo el verano, la televisión nacional e internacional ha estado informando de los supuestos ataques. También ha habido niñas enfermas en otras provincias, como Khost, Bamiyan y Nangarhar.
Las imágenes son perturbadoras: chicas jóvenes en camas de hospital con sondas, lamentándose o desmayándose, en ocasiones, los funcionarios locales han dado información contradictori, una vez dijeron que la enfermedad fue producto del envenenamiento, en otra atribuyeron el caso a una situación de histeria colectiva.
Las jóvenes suelen salir del hospital en cuestión de horas, ninguna ha muerto.
El dedo acusador apunta a los talibanes, que prohibieron la educación femenina durante su gobierno, parecen sospechosos obvios, en opinión de las autoridades afganas, ellos niegan su participación y emitieron una declaración en la que señalan a los invasores y sus medios de comunicación contratados de emitir falsas acusaciones.
A principios de junio, 14 sospechosos fueron detenidos y trasladados a una cárcel de Kabul, a cargo de la agencia de inteligencia afgana, el NDS. Uno de los sospechosos, Najibullah, maestro de escuela, me dijo que le dio dos botellas de veneno y 50.000 afganos (US$1.000) a dos niñas. Al menos una de las botellas fue utilizada.
Algunos padres de familia quieren que las niñas dejen de asistir a la escuela, por ahora, la supuesta intoxicación es un misterio que sigue sin respuesta.