Un microchip insertado bajo la piel logró por primera vez administrar con éxito un medicamento para la pérdida ósea a un grupo de mujeres, un avance esperanzador para evitar las inyecciones diarias de fármacos, según un estudio.
El dispositivo podrá algún día evitar que los pacientes tengan que someterse a inyecciones diarias de un medicamento y permite a los médicos ajustar sus dosis remotamente.
El estudio se publico en la revista Science Translational Medicine.
Esperamos que esto sea realmente el amanecer de una nueva forma de pensar en la administración de medicamentos comenta el Dr. Robert Langer, profesor de investigación de cáncer del Massachusetts Institute of Technology.
El dispositivo tiene el tamaño de un marcapasos, o de un ‘pendrive’ de ordenador y contiene dosis diarias de medicación dentro de pequeñas cajas que se abren al seguir un horario predeterminado, o cuando al chip se le da una señal inalámbrica para liberar el medicamento.
Cada caja está cubierta por una nanocapa de oro que protege el fármaco e impide que se salga. La señal inalámbrica hace que el oro se disuelva y permite que el fármaco entre en el flujo sanguíneo, los investigadores probaron el dispositivo en siete mujeres de 65 a 70 años en Dinamarca, a las que se les había recetado el medicamento teriparatide para la osteoporosis.
El microchip fue implantado debajo de su cintura, después de un seguimiento de 12 meses, los investigadores encontraron que el tratamiento mejoraba la formación oséa y reducía el riesgo de fractura del hueso y la administración del fármaco era tan efectiva como las inyecciones diarias.
En el estudio con mujeres se observaron los mismos problemas que en la investigación con animales: la formación de tejido fibroso con colágeno alrededor del microchip.
No se observaron reacciones adversas en las pacientes del estudio, aunque uno de los dispositivos implantados no funcionó bien y los fármacos no fueron administrados.
Los científicos planean estudios en sistemas de administración de medicamentos por microchip en enfermedades del corazón, esclerosis múltiple, cáncer y dolor crónico. El dispositivo tardará unos cinco años en estar disponible en el mercado.