El próximo 3 de septiembre los dispensarios de marihuana medicinal de California cerrarán sus puertas. ¿Por qué y qué pasará?. El dispensario Silverlake Caregivers, es uno de los más antiguos de la ciudad de Los Ángeles, pero en menos de 30 días deberá cerrar sus puertas, después de que el concejo de la ciudad aprobara una ordenanza que prohíbe el funcionamiento de locales a la calle para la distribución de cannabis.
En el estado de California, el uso de marihuana con fines medicinales fue regulado en 1996, mediante la Proposición 215, para permitir el cultivo y la posesión a quienes cuenten con una recomendación médica, aun cuando la droga está prohibida por las leyes federales.
Las autoridades angelinas consideran que el sector se ha salido de control: con 762 dispensarios registrados y más de 300 que operan sin permiso, el jefe de policía, Charles Beck, apoyó el proyecto que dispone su cierre inmediato argumentando que se han convertido en puntos críticos para el crimen y en negocios que venden droga con fines recreativos.
Lo que está detrás es un negocio millonario: aunque no existen cifras exactas sobre sus ingresos, los dispensarios de Los Ángeles hoy duplican en número a los cafés de la cadena Starbucks.
Si a nivel nacional se calcula que el negocio de la marihuana mueve unos US$ 15 mil millones al año, la proyección para California sería de US$1,5 millones. Pero es mucho más, porque éste es uno de los estados donde está autorizado su uso medicinal y por tanto hay más negocio que en otros, con lo cual estimamos entre US$3 y US$5 mil millones. Es precisamente el dinero una de las razones por las que los dispensarios están bajo escrutinio.
Estos locales surgieron como cooperativas sin fines de lucro, encargadas de cultivar y repartir la hierba entre sus miembros registrados, para lo cual es necesario contar con una orden médica auténtica, verificada por el mismo local.
Pero desde el gobierno municipal se los acusa de perseguir el rédito, tergiversando el espíritu de la «Ley para el Uso Compasivo», como conoce a la norma de 1996. El dinero es una de las razones por las que los dispensarios están bajo escrutinio.
El acceso a la marihuana medicinal se volvió tan sencillo que no hay protección para los vecinos, y la razón por la que se vieron crecer los dispensarios es porque hay mucho dinero en juego: algunos abren un par de meses, hacen dinero y cierran, afirma José Huizar, miembro del concejo de Los Ángeles y autor de la ordenanza que hará cerrar a los dispensarios.
Entre las disposiciones incumplidas, se cuenta la de no abrir un local a menos de 300 metros de escuelas y parques, así como la de evitar que varios se concentren en un mismo vecindario.
La nueva ordenanza contra los dispensarios autoriza a cultivar individualmente o en grupos de hasta tres personas, y contempla que un cuidador o asistente terapéutico lo haga por aquellos que están imposibilitados.
El concejal Huizar reconoce que no es la mejor solución sino «la que es viable» hasta tanto la Corte Suprema californiana se pronuncie sobre qué atribuciones caben a los gobiernos locales en la regulación de la marihuana medicinal.
Desde el gobierno, esperan el pronunciamiento de la Corte Suprema californiana que definirá las atribuciones de los concejos municipales en la materia. Aunque para ello todavía no hay fecha cierta y los dispensarios, tal como están las cosas, deberán cerrar antes del 3 de septiembre.