La Dra. Meredith Chivers académica del Departamento de Psicología en Queen’s University, realizó un experimento en el laboratorio del Centro de Adicciones y Salud Mental de la Universidad de Toronto en la que convocó a varones y mujeres a sentarse en un sillón para mirar un videoclip centrado en la pornografía y los bonobos.
Los bonobos son simios que dedican muchas horas al sexo y comparten más del 97% del perfil genético con los humanos. Muchos científicos van al Congo a observar a estos monos. Los bonobos no usan la violencia. Resuelven los problemas con relaciones sexuales. Su desempeño incluye besos, masajes genitales y sexo oral.
La Dra. Chivers editó imágenes de bonobos y armó unvideo, incluyendo otras imágenes de sexo en humanos, que mostró a mujeres y varones sentados en el sillón.
Para las mujeres heterosexuales ver a varones desnudos que caminan por la playa es prácticamente tan excitante como ver imágenes del Himalaya, relata la especialista. El estudio señaló que los varones heterosexuales dijeron sentirse excitados, por las imágenes de sexo heterosexual, y el sexo entre mujeres. A ninguno de los varones les excitó la actividad sexual de los bonobos. En mediciones sobre la reacción de sus órganos sexuales, se observó que sus genitales y sus mentes vibraron al unísono.
Con las mujeres fue diferente. Más allá de la orientación sexual, sus genitales se encendieron con las imágenes de hombres con mujeres, hombres con hombres y mujeres con mujeres. El flujo sanguíneo se aceleró, en menor medida, ante los bonobos. Las valoraciones subjetivas de su excitación desconcertaron. En las escenas de sexo entre mujeres, las heterosexuales dijeron sentirse mucho menos excitadas que lo que registraban sus genitales. Todas afirmaron que los bonobos no las motivaban. Según los investigadores, parecía difícil creer que los genitales y la mente pertenecieran a la misma persona.
Susana Varsinichi, arquitecta, de 48 años, comenta -cuando me voy a la cama con un hombre quiero placer, diversión. Mis ganas también dependen de cómo me sienta con mi cuerpo, y más ahora que estoy bajando de peso. Yo puedo separar perfectamente el sexo de los sentimientos.
María Luisa Lerer, pionera en temas de sexualidad y género en Argentina, comenta que la disociación entre lo que una mujer dice y lo que su aparato genital registra se explica porque persisten las diferencias entre lo que una mujer debe ser y lo que siente. Los varones tienen la sexualidad más centrada en sus genitales. La mujer percibe sensaciones en toda la piel, el deseo femenino es mucho más complejo, multidimensional.
La sexualidad femenina difiere de la masculina y requiere de un modelo de desarrollo independiente. Pero «cuando el psicoanálisis se pregunta sobre el deseo femenino, no se refiere a la vida sexual sino a qué desean las mujeres de la vida».
Actualmente la mujer pide sexo cuando tiene ganas, le ha ido enseñando al hombre que tiene distintos tiempos y distintas maneras de ser acariciada. Durante mucho tiempo, las investigaciones en sexualidad se centraron en los varones, actualmente hay investigaciones importantes, donde describen que la mujer es la auténtica experta en su propia sexualidad.
El deseo de las mujeres no interesaba, interesaba su función reproductiva, se empezó a estudiar en los años 70, en los 80 apareció la epidemia de VIH/sida y las investigaciones se concentraron en la mujer. Se concluyo que las mujeres no quieren ser una sola diosa disociada, sino integrar sus aspectos diversos, desarrollar las cualidades del cuerpo, la mente, tener hijos y disfrutar del sexo.
La industria farmacéutica global busca la pastilla del placer sexual femenino. El sildenafil (Viagra) fue una solución para muchos hombres, sin embargo el deseo femenino es complejo, no sólo depende de este impulso que nos predispone al encuentro sexual, sino del contexto, la motivación.
En la consulta las mujeres no piden una pastilla mágica, sino un cambio en la calidad del encuentro sexual. El 40% de quienes acuden al consultorio son parejas que buscan cómo reavivar el deseo. Y quieren vincularse de nuevo.
El 98% de las mujeres encuestadas en países desarrollados dicen no disfrutar de la penetración como único estímulo. El deseo sexual femenino es distinto. Las mujeres requieren cinco veces más de llenado de sangre en la región pélvica, lo que implica un mínimo de 20 minutos, la sexualidad femenina es una experiencia sensorial en todo el cuerpo.
El deseo de las mujeres se activa con sensaciones táctiles y auditivas, el deseo sexual del varón responde mucho más al estímulo visual. La mujer necesita ambiente, tiempo y ser estimulada de distintas maneras.