Existía la idea errónea en la medicina de que tienen que pasar unos años después de la primera menstruación para que todo se acomode por lo tanto, la irregularidad menstrual de la adolescencia no preocupaba, comenta el Dr. Charles Glueck, coautor del estudio e integrante del Centro de Colesterol y Metabolismo del Hospital Judío de Cincinnati, ahora se comprueba que es una idea errónea.
El equipo del Dr. Glueck siguió a 370 jóvenes desde los 14 años en un estudio del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos. Una vez por año les preguntaron cuándo habían tenido su último ciclo, periódicamente, les midieron los niveles de distintas hormonas sexuales, la glucosa y la insulina (marcadores de riesgo de diabetes), y la presión. También les controlaron el peso, la altura y la circunferencia de cintura.
El equipo definió un ciclo menstrual irregular como todo aquel de más de 42 días (a partir del primer día del último ciclo), un criterio que prevaleció en el 2 % de las adolescentes.
Entre los 14 y 19 años, 269 las jóvenes dijeron tener períodos regulares; 74 tuvieron un solo período irregular; 19 tuvieron dos ciclos irregulares, y ocho respondieron que habían tenido períodos irregulares dos o más veces.
Los resultados, publicados en la revista Fertility and Sterility, revelan que las adolescentes con más períodos irregulares pesaban más que el resto a los 14 años y engordaron más durante el estudio. A esa edad, las adolescentes también tenían niveles más altos de testosterona, la hormona sexual masculina.
A los 25 años, las que no habían tenido períodos irregulares tenían un índice de masa corporal (IMC) promedio de 26,8 (sobrepeso leve), mientras que las participantes con tres o más períodos irregulares tenían un IMC de 37,8 (obesidad grave).
El IMC de las jóvenes con dos o más períodos irregulares estaba en la media promedio.
Las irregularidades menstruales estuvieron asociadas con niveles más altos de azúcar e insulina a los 25 años. Los resultados muestran que puede ser un signo de otro problema, los ciclos irregulares serían una señal de alarma de mal funcionamiento metabólico.
Estas relaciones que son tan evidentes en la adolescencia y se proyectan en la juventud son las mismas que dos o tres décadas más adelante causan enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, concluye el Dr.Glueck.
Los períodos irregulares pueden ser un síntoma del síndrome de ovario poliquístico, un trastorno hormonal que causa infertilidad y obesidad. Detectarlo en la adolescencia significa que la enfermedad se puede tratar con mucho éxito, otro motivo para que los médicos presten atención a los períodos irregulares a edades más precoces.
Fuente: Fertility and Sterility