Apenas uno de cada cinco adolescentes duerme las ocho horas recomendadas cada noche.
Según una investigación reciente, el resto podría pasar la noche enviando mensajes de texto con la ayuda de bebidas energéticas ricas en cafeína.
Y no es que los adolescentes no necesiten dormir. La tercera parte de los adolescentes encuestados informó quedarse dormida en la escuela al menos dos veces diarias. Varios estudiantes incluso confesaron quedarse dormidos mientras conducían.
«Hallamos que mientras estos adolescentes siguen haciendo varias cosas a la vez durante la noche, también se sobredosifican de cafeína, lo que afecta su capacidad para dormir dramáticamente», señaló Christina Calamaro, autor líder del estudio y profesora asistente de enfermería de la Universidad Drexel de Filadelfia.
La población estadounidense en general ha perdido entre una y dos horas de sueño nocturno en las últimas cuatro décadas, según la información de respaldo del estudio. Al mismo tiempo, ha habido un incremento de dos veces la cantidad de adolescentes que duermen menos de siete horas por noche. Sin embargo, los adolescentes necesitan dormir aún más que los adultos. Algunos expertos sugieren que entre ocho y nueve horas por noche no es adecuado para la mayoría de los adolescentes.
Mientras la duración del sueño se redujo, la cantidad de tecnología en las habitaciones de los adolescentes aumentó. Casi todos los adolescentes tienen al menos un aparato electrónico en su habitación, ya sea un televisor, un celular, una computadora, un teléfono o un dispositivo de música. El estudio señala que el estudiante promedio de sexto grado tiene dos de estos aparatos en su habitación. Para el último grado, con frecuencia ya hay cuatro aparatos.
«Estos dispositivos tecnológicos activan la menta. Es como una conversación de trabajo estresante antes de meterse en la cama», explicó el Dr. Jonathan Pletcher, especialista en medicina de adolescentes del Hospital infantil de Pittsburgh.
«Yo creo que los adolescentes definitivamente subestiman el efecto que estos aparatos tienen sobre el sueño. «Me parece que los adultos también», opina.
Para el estudio actual, publicado en la edición de junio de Pediatrics, se reclutaron cien adolescentes de la región de Filadelfia para evaluar su uso de tecnología y de cafeína, así como sus hábitos de sueño.
Los adolescentes tenían entre 12 y 18 años y edad promedio de 15. El 58 por ciento era de sexo femenino. El 62 por ciento era blanco y el 27 por ciento negro. El ingreso familiar promedio era de $51,800.
Las dos terceras partes de los adolescentes tenía televisor en la habitación y cerca de las dos terceras partes, una computadora. El 90 por ciento de los adolescentes tenía su propio teléfono celular y el 79 por ciento un dispositivo personal de música.
En promedio, los adolescentes aseguraron que usaban cuatro dispositivos después de las nueve de la noche. Más del 80 por ciento de los adolescentes informó ver televisión después de las nueve de la noche y la tercera parte dijo que enviaba mensajes de texto después de esa hora. El 55 por ciento estaba en internet después de esa hora.
El 15 por ciento de los jóvenes dijo que solo dormía entre tres y cinco horas por noche, mientras que el 62 por ciento informó dormir entre seis y ocho horas. Apenas el 20 por ciento durmió ocho o más horas por noche.
Como lo hacen los adultos que no duermen lo suficiente, los adolescentes cansados acudieron a la cafeína para mantenerse despiertos. Apenas el 27.5 por ciento de los adolescentes consumía menos de 100 mg de cafeína diarios, el equivalente a un expreso. El 11 por ciento consumía el equivalente a más de cuatro expresos diarios. Además, debido a que muchas escuelas limitan las ventas de bebidas energéticas, la mayoría de los adolescentes bebe la gran mayoría después de las tres de la tarde, lo que, según Calamaro, definitivamente alteraría el sueño.
«Los padres y los adolescentes necesitan reconocer que las bebidas energéticas como Red Bull o Monster tienen sus efectos secundarios», señaló Calamaro.
Tanto Calamaro como Pletcher recomendaron que los padres limiten los dispositivos electrónicos en las habitaciones de sus hijos. Por ejemplo, no permita que su hijo duerme con el celular al lado de la cama. Que no entre a la habitación.
Pletcher dijo que los adolescentes necesitan una buena higiene del sueño, como los adultos, y que se les estimule a una rutina regular cerca de la hora de ir a la cama. «Apague la computadora y el celular mucho antes de irse a la cama y haga actividades relajantes antes de dormir», recomendó.
FUENTES: Christina Calamaro, Ph.D., assistant professor, nursing, Drexel University, Philadelphia; Jonathan Pletcher, M.D., adolescent medicine specialist, Children’s Hospital of Pittsburgh; June 2009 Pediatrics