Hallaron que una cadena de azúcares es abundante en la superficie de la célula reproductiva femenina. Una cadena de azúcares conocida como secuencia sialyl-lewis-x (SLeX) es la que puntualmente adhiere el espermatozoide al óvulo, hallazgo que en un futuro podrá explicar los problemas de infertilidad, que hoy día afectan a 15% de las parejas a escala mundial.
Un grupo de científicos dirigidos por la Dra. Anne Dell, del Imperial College de Londres, que trabajó en el estudio con expertos de las universidades de Missouri y Hong Kong, y de la Academia Sinica en Taiwán, descubrió exactamente cómo un óvulo humano captura a un espermatozoide circundante para iniciar el proceso de fecundación, hallazgo que en un futuro podrá ayudar a las parejas que padecen infertilidad.
En el estudio publicado en la revista Science, el equipo de investigadores reveló que un tipo específico de molécula de azúcar conforma la cubierta externa del “pegajoso” óvulo, que lo ayuda a que un espermatozoide pueda adherirse.
Los detalles descubiertos completan una enorme brecha en el conocimiento de la fertilidad y esperan que finalmente ayuden a muchas de las personas que actualmente no pueden concebir.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la infertilidad afecta hasta al 15% de las parejas en edad reproductiva de todo el mundo. La mayoría de los motivos por los cuales estas personas no pueden concebir aún permanecen sin explicación por la ciencia médica.
Los científicos ya saben que un espermatozoide “reconoce” a un óvulo cuando las proteínas de la cabeza del espermatozoide se encuentran con una serie de azúcares específicos en la cubierta exterior del óvulo.
Una vez que se produce una unión exitosa, las superficies externas del espermatozoide y el óvulo se adhieren antes de fusionarse y que el espermatozoide emita su ADN al interior, fecundando el óvulo.
En esta investigación, los expertos emplearon una tecnología por imágenes ultra sensible para evaluar qué moléculas son las más importantes en el proceso de adhesión.
Para asegurarse, luego los expertos probaron sus resultados usando las cubiertas externas de óvulos humanos “no vivientes” sin fertilizar.
La Dra. Dell señaló que la investigación fue tremendamente difícil debido a que los óvulos humanos son muy pequeños, alrededor del tamaño de un punto, por lo que no contabancon mucho material para trabajar, aunque aún resta mucho camino para lograr tratamientos clínicos derivados de este descubrimiento, puede abrir nuevas posibilidades para comprender los problemas de fertilidad que enfrentan muchas parejas.
Los investigadores indicaron que ahora quieren usar los hallazgos de este trabajo para investigar más las proteínas presentes en la cabeza del espermatozoide que le permiten reconocer al óvulo.