Muchos fumadores que no renunciarían al hábito por su propia salud lo harían por sus mascotas, según encuentra un estudio reciente.
«Deseábamos determinar si los dueños de mascotas que se enteraban de que fumar era malo para la salud de los animales cambiarían su conducta», apuntó Sharon Milberger, epidemióloga del Centro de promoción de la salud y prevención de la enfermedad del Sistema de salud Henry Ford, y autora líder de un informe que aparece en la edición en línea de febrero de la revista Tobacco Control.
La respuesta fue afirmativa en casi uno de cada tres dueños de mascotas encuestados por Milberger y sus colegas.
Casi 3,300 residentes del sudeste de Michigan respondieron a la encuesta en línea. Uno de cada cinco era fumador y más de uno de cada cuatro vivía con un fumador.
De los fumadores, uno de cada tres dijo que saber que fumar era malo para la salud de una mascota les impulsaría a dejar de hacerlo. Casi uno de cada diez afirmó que pediría a su pareja que abandonara el hábito, mientras que uno de cada siete afirmó que pediría a su pareja fumar sólo al aire libre.
Alrededor de cuatro de cada diez fumadores y uno de cada diez no fumadores que vivían con alguien que fumaba afirmaron que estarían interesados sobre los efectos de fumar y cómo dejar de hacerlo.
«Los resultados son alentadores», afirmó Milberger. «En dos de cada tres hogares de EE. UU., la gente tiene mascotas. Se trata de 70 millones de mascotas. Una de cada cinco vive con un fumador».
«No me sorprende», afirmó Carolynn MacAllister, veterinaria del Servicio de extensión cooperativa del estado de Oklahoma. «La gente piensa en sus mascotas como miembros de la familia».
La American Veterinary Medical Association informó hace unos años que el 85 por ciento de las personas que tenían mascotas las consideraban como miembros de la familia, afirmó MacAllister. «No les importa tanto ellos mismos como sus familiares, y consideran a sus mascotas como miembros de la familia», señaló.
MacAllister citó estudios que mostraban una asociación entre el humo de segunda mano y un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer en las mascotas. Un estudio encontró un aumento de carcinoma de las células escamosas, un cáncer en la boca de los gatos, presumiblemente relacionado a las moléculas cancerígenas relacionadas al humo que lamen cuando se limpian. Otro estudio encontró una mayor incidencia de tumores nasales entre los perros que vivían con fumadores.
Milberger apuntó que su grupo ha iniciado un esfuerzo para ver si una macota puede influenciar a la gente para que deje de fumar.
«Estamos evaluando tal intervención», dijo. «Deseamos ver si añadir información sobre los efectos del humo de segunda mano en las mascotas puede cambiar la conducta humana».
Los resultados de esa información «seguro estarán disponibles en seis meses a un año», aseguró Milberger.
Fuente: Estudio publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.