La esteatohepatitis no alcohólica es la inflamación del hígado secundaria a depósitos de grasa.
El Dr. Mauricio Castillo Barradas, hepatólogo, explica que este deposito de grasa casi siempre está asociado al síndrome metabólico es decir a obesidad, diabetes, elevación de presión arterial y aumento de triglicéridos
La esteatohepatitis no alcohólica suele pasar desapercibida en la mayoría de los casos u ocasionar síntomas inespecíficos como cansancio y molestia del lado derecho del abdomen
El diagnóstico de esteatohepatitis no alcohólica se confirma mediante estudios de laboratorio en sangre que se llaman pruebas de funcionamiento hepático que muestran aumento de los niveles de transaminasas. Además es posible hacer un ultrasonido del hígado que ayuda a establecer el diagnóstico.
El tratamiento de la esteatohepatitis no alcohólica consiste en una dieta balanceada y ejercicio, encaminados a que el paciente baje de peso. Debe de ser una dieta balanceada con bajo consumo de carbohidratos y de grasas. En ciertos casos se requiere de medicamentos sensibilizantes a la insulina como la metformina, que contribuye a reducir los niveles de azúcar y grasas en la sangre.
De no tratarse, la esteatohepatitis no alcohólica puede progresar a trastornos más graves como la cirrosis hepática, donde todo el hígado inflamado, queda con cicatriz, llamada fibrosis y a lo largo de los años el paciente puede desarrollar un cáncer de hígado. Cuando se llega a estos extremos, la única opción que queda al paciente es el trasplante hepático.