Porque las niñas menstrúan a menor edad que antes

La primera menstruación inicia a edades cada vez menores a causa de diversos factores dietéticos y ambientales.



Fotografía: blogpeques.co


Hoy en día alrededor del 16 por ciento de las niñas entran a la pubertad a los 7 años de edad y el 30 por ciento a los 8. Un estudio reciente determina que el número de niñas que entran en la pubertad (definida como el desarrollo de las mamas) a edades tempranas ha crecido notablemente entre 1997 y el 2010.

La edad promedio de la menarca, es decir la primera menstruación en los países occidentales comenzó a declinar durante los inicios del siglo 20 debido a un incremento en el consumo de productos de origen animal y una mayor ingesta calórica. Este declive se tornó más lento en los años de 60 y ahora hay un resurgimiento de la pubertad precoz desde mediados de los 90.

En Europa, en 1830, la edad promedio de la menarca era los 17 años. En forma similar, en los 80 en la China rural, el promedio de la menarca era de 17.3. En los estados unidos en el año 1900, el promedio era 14.2. Para 1920, la edad promedio de la menarca en los E.U.A. cayó a los 13.3 y para el 2002, alcanzó los 12.3. Patrones similares se presentaron en distintas naciones occidentales. En Italia, un estudio reciente muestra que la edad de la menarca de las niñas es en promedio 3 meses antes que la de su madre.

Tomando en consideración estos datos, se podría estimar que la edad normal y saludable para la menarca en condiciones de nutrición excelente sin exceso de calorías podría ubicarse entre los 15 y 18 años. Pero hoy en día e los Estados Unidos y cerca de la mitad de las niñas comienza a experimentar el desarrollo de sus mamas antes de los 10 años  y el promedio tiene su menarca antes de los 12 años y medio. Y esta curva continúa en declive.

¿Qué está sucediendo?

Los sistemas hormona y neurológico que regulan el momento de la pubertad son complejos, pero los investigadores han indentificado numerosos factores ambientales que pueden contribuir al descenso de la edad de la pubertad.

1.- Mayores índices de sobrepeso y obesidad en la infancia.

Diversos estudios han encontrado asociaciones entre un mayor índice de masa corporal y la pubertad temprana en las niñas. El exceso de grasa en el cuerpo altera los niveles hormonas como la insulina, la leptina y los estrógenos, y estos factores se consideran responsables de la aceleración del inicio de la pubertad a causa de la obesidad. Además, la inactividad física puede disminuir los niveles de melatonina, que a su vez pueden afectar las señales en el cerebro y ser el gatillo del desarrollo de la pubertad.

2.- Aumento de la ingesta de proteína de origen animal.

Una mayor ingesta de proteínas totales, proteína de origen animal y carne en niños entre 3 y 7 años está asociada a una menarca temprana en múltiples estudios. En contrate, una mayor ingesta de proteína de origen vegetal entre los 5 y 6 años se asocia con una menarca más tardía. Una elevada ingesta de proteínas aumenta los niveles de factor de crecimiento insulínico tipo 1 y promueve el crecimiento, lo cual podría acelerar el inicio de la pubertad. El factor de crecimiento insulínico tipo 1 contribuye al desarrollo puberal propiamente y en parte por su implicación en las señales del estradiol. El consumo de carne y de productos lácteos en los niños puede también reflejar la ingesta de químicos ambientales que alteran el sistema endócrino, presentes en los tejidos animales.

3.- Otros factores dietéticos.

EL alto consumo de productos lácteos está asociado con una menarca más temprana. La ingesta de refrescos también está asociada con una menarca temprana.

Los niños que tienen dietas con menos nutrientes (con base e el análisis de macronutrientes, vitaminas, minerales y algunos alimentos integrales), tienden a adelantar la pubertad. Pero en general, nuestra dieta rica en alimentos procesados, lácteos, carnes procesadas y comida rápida, interfiere en el proceso normal del crecimiento y el envejecimiento. La pubertad temprana es un signo de envejecimiento prematuro.

4.- Exposición a químicos que alteran el sistema endócrino (Disruptores Endócrinos)

Los disruptores endócrinos son sustancias sintéticas que mimetizan, inhiben o alteran la acción de las hormonas naturales. Estos químicos se encuentran en el medio ambiente  y los científicos los consideran un problema de salud pública. Si bien los químicos que alteran el sistema endócrino se consideran un riesgo para los adultos, los niños son más sensibles a la exposición de hormonas exógenas.

Los químicos no se analizan en relación con el potencial que tienen de ocasionar una alteración del sistema endócrino antes de ser aprobados a su uso e ingresar en nuestro medio ambiente y hay disruptores endócrinos en una amplia gama de productos con los que estamos en contacto todos los días, incluyendo pesticidas, plásticos, combustibles y otros químicos industriales.

Las sustancias más preocupantes en la actualidad son el bisfenol A y los ftalatos. El bisfenol A es uno de los químicos que se produce en mayor volumen en el mundo. Se emplea en la manufactura de plásticos de policarbonato, como los frascos rígidos, las botellas de agua y los contenedores de alimentos. El bisfenol se encuentra en la cubierta de latas de comida y selladores dentales, pudiendo penetrar los alimentos y las bebidas desde su contenedor, especialmente cuando se calientan o durante el lavado. El bisfenol A está relacionado con una pubertad temprana en las niñas.

Los ftalatos son químicos empleados para hacer plásticos de policloruro de vinilo (PVC), más flexibles y encontrados en una variedad de productos como juguetes, empaques de alimentos, mangueras, impermeables, cortinas de baño, pisos de vinil, lubricantes, adhesivos, detergentes, esmaltes de uñas, spray para pelo y shampoo. Los ftalatos se asocian con un desarrollo temprano de las mamas en las niñas. La Agencia Protectora del Medio Ambiente de los Estados Unidos los considera químicos preocupantes y busca eliminarlos gradualmente. De hecho algunos ftalatos han sido ya removidos de juguetes y cosméticos.

Otros disruptores endócrinos se han asociado con la desregulación del momento de la pubertad e incluyen químicos como los bifenilos policlorados, los pesticidas como el DDT y el endosulfán (insecticida  y químico contra los ácaros), el retadador de flama BBP  (bifenilo policromado) que se usa en plásticos, las dioxinas y los furanos que se forman durante la incineración de basura, el blanqueo clorado del papel y la manufactura química.

Es importante destacar que los disruptores endócrinos se acumulan muy lentamente en los tejidos grasos de los animales, de tal forma que los alimentos de origen animal contienen mayor cantidad de estos químicos que los vegetales.

¿Qué debe preocuparnos?

La consecuencia más significativa y alarmante de la maduración temprana es un mayor riesgo de cáncer de mama en la edad adulta. La menarca temprana es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de mama y se considera que es por el mayor tiempo de exposición a las hormonas de los ovarios. De manera adicional, la exposición a los disruptores endócrinos se asocia con cánceres hormonales como el de mama y el de testículo.

Las niñas de 7, 8 o 9 años no está emocionalmente o psicológicamente preparadas para manejar la pubertad. La pubertad temprana está también asociada con un mayor riesgo de problemas durante la adolescencia como ansiedad, depresión y trastornos de la alimentación. Las niñas que maduran antes también están en mayor riesgo de tomar parte en conductas riesgosas como fumar y consumir alcohol.

¿Qué pueden hacer los padres para proteger a sus hijos?

1.- Las dietas de los niños deben enfocarse a alimentos integrales de origen vegetal, más que a los que son de origen animal, logrando con esto una ingesta proteica adecuada y reduciendo su consumo de disruptores endócrinos.

2.- Minimizar los productos lácteos en la dieta de los niños, es mejor usar leche de almendras en lugar de leche de vaca.

3.- Hay que alentar a los niños a hacer ejercicio y practicarlos con ellos.

4.- Minimizar los alimentos procesados, porque son densos en calorías y pobres en nutrientes, por lo que propician la obesidad y otras enfermedades.

5.- Las dietas de los niños deben incluir una amplia variedad de alimentos de origen vegetal como hojas verdes, calabacitas, maíz, zanahorias, jitomates, cebolla, champiñones, nueces, semillas, aguacates, frijoles, frutas y granos enteros. Logrando conservar este tipo de alimentación por el resto de la vida.

6.- Hay que comprar productos orgánicos cuando sea posible para minimizar los pesticidas sintéticos.

7.- Hay que minimizar la exposición de los niños al bisfenol A, evitando el uso de plásticos rígidos de policarbonato, cuando sea posible. No use botellas de agua de plástico si son viejas o están rayadas y no meta contenedores de plástico al horno de microondas.

8.- Minimizar el consumo de alimentos enlatados.

9.- Reducir la exposición de los niños a los ftalatos evitando el PVC cuando sea posible. Revise la lista de ingredientes en los productos de cuidado personal en busca de ftalatos. En ocasiones cuando dice “fragancia” como un ingrediente, en muchas ocasiones significa que el producto contiene ftalatos.

En conclusión, el inicio más temprano de la pubertad es una condición que podemos frenar. De esta forma podremos incluso ejercer un efecto preventivo en el desarrollo del cáncer de mama.


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