El trastorno de adaptación es una condición común que ocurre cuando la persona enfrenta un cambio drástico en su vida que le genera estrés y siente que no cuenta con las herramientas necesarias para sobreponerse.
Si bien el trastorno de adaptación tiene una frecuencia similar en la infancia y la adolescencia en función del género, en los adultos es más común entre las mujeres en una proporción de dos a uno con respecto a los hombres. Los síntomas son muy variados y dependen del grupo de edad afectado.
Martha Ibarra, psicóloga especializada en terapia para niños y adolescentes explica que “en los niños normalmente las emociones que podemos notar más son tristeza y enojo; en los adolescentes es más común ver mucho asilamiento, melancolía, tristeza, enojo con los padres, conductas diferentes en la casa y no querer hacer cosas que antes hacían”.
Otros síntomas pueden ser ataques de llanto, ansiedad, dificultad para concentrarse y conductas riesgosas llegando incluso a pensamientos suicidas, principalmente en adolescentes y adultos. El trastorno de adaptación se clasifica como agudo cuando tiene una duración menor a 6 meses y crónico cuando los síntomas se presentan por más de medio año. El tratamiento incluye psicoterapia y en caso necesario la administración de medicamentos.
La psicóloga Ibarra refiere que normalmente el que los padres, ya sea uno de los dos o los dos, estén cerca de los jóvenes y puedan empezar a dialogar ayuda muchísimo. Comenta que sí es conveniente que el chico vaya enfrentando la situación a partir de aproximaciones sucesivas, porque va a tener que enfrentar el estímulo que quiere evitar y que le está costando trabajo adaptarse En el caso de los pequeños, Martha Ibarra explica que la situación es diferente, comenta que “con los chiquitos se puede dialogar, acompañarlo en su proceso de adaptación, que sienta cerca a mamá o a alguien que lo esté respaldando”.
Con los adolescentes los padres deben ser cautelosos de no invadir la intimidad que necesitan para reafirmar su personalidad. Para los adolescente la psicóloga Ibarra comenta que “vamos a observar como se manejan sus emociones a partir de la conducta , no permitirle un aislamiento total en casa, tener aproximaciones también en casa, darle un espacio y volver a platicarlo y cuando la tristeza pasa a depresión y empezamos a observar que ya hay conductas que lo están aislando aún más, ejemplo, que deja de comer , deja de dormir, su angustia ya es mayor, sí tenemos que acudir a un especialista”.
Cualquier pensamiento suicida, independientemente de la edad, debe alertar a la familia y es motivo para buscar ayuda especializada inmediata. El trastorno de adaptación es más común entre personas que experimentaron estrés en su infancia como algún tipo de abuso por parte de los padres, sobreprotección, rupturas familiares o movimientos frecuentes a temprana edad que los hacen sentir incapaces de tener control sobre los acontecimientos que ocurren en su vida.
Para prevenir el trastorno de adaptación cuando sabemos que viene un cambio inminente en la vida, es recomendable contar con un esquema de vida ordenado, con alimentación saludable, horas de sueños suficientes, ejercicio y tiempo de esparcimiento.
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