Científicos mexicanos encabezados por el Dr. Alberto Herrera Estrella del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, descubrieron que el hongo Trichoderma atroviride se reproduce cuando sufre algún daño o herida. Este método le permite sobrevivir a condiciones adversas al echar andar una serie de procesos moleculares.
En el estudio se describe que en el hongo filamentoso Trichoderma atroviride, una lesión resulta en la formación de estructuras de reproducción asexual restringida a las células en regeneración.
Este hongo normalmente crece en el suelo y es utilizado comúnmente como un agente de biocontrol, ya que ayuda a combatir enfermedades de plantas ocasionados por otros hongos o bacterias, de acuerdo a un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias.
Los resultados del estudio se publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Science.
Hasta hoy sólo se conocían tres métodos de reproducción: mediante la incidencia de luz blanca, la limitación de nutrientes y la desecación del medio ambiente. Lo que se descubrio es que hay otra ruta, además de las que ya se conocían, que induce la reproducción asexual que es el daño mecánico.
Como el hongo Trichoderma atroviride vive en el suelo, está sujeto a cambios físicos como el movimiento de la tierra y no es tan resistente, así que se rompe y la reproducción asexual es una forma de supervivencia para mantenerse vivo ante el estrés
Los investigadores son los primeros en demostrar los procesos que son usados por el hongo para reproducirse asexualmente mediante daño mecánico.
La lesión desencadena la producción de una enzima llamada NADPH oxidasa, la cual es una molécula que surge del metabolismo del oxígeno y juega un papel importante en la señalización celular.
Además identificaron que los genes Nox1 y NoxR son esenciales para el desarrollo asexual en respuesta al daño, además encontraron evidencia que el peróxido de hidrógeno (H2O2) y las oxilipinas (un tipo de ácidos grasos oxidados), como ocurre en plantas y animales, pueden actuar como moléculas de señalización en respuesta a la lesión en los hongos, lo que sugiere que los tres reinos comparten una conservada defensa y mecanismos de respuesta.