Las dietas ricas en carne roja y carne procesada acortan la duración de la vida no sólo por el cáncer y la enfermedad cardiaca, sino también por el Alzheimer, las úlceras estomacales y varias afecciones más, según encontró un estudio del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.
De hecho, reducir el consumo de carne roja a la cantidad ingerida por debajo del 20 por ciento observada en el estudio salvaría el once por ciento de las vidas en los hombres y el 16 por ciento en las mujeres, de acuerdo con el estudio.
«El consumo de carne roja estuvo asociado con un incremento modesto en la mortalidad total», afirmó Rashmi Sinha, autor principal del estudio publicado en la edición del 23 de marzo de la revista Archives of Internal Medicine.
«Esto coincide con los hallazgos del Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer, el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer y la American Cancer Society, que recomiendan limitar el consumo de carne roja», agregó Sinha, que es investigador principal en la rama de Epidemiología nutricional de la división de genética y epidemiología del cáncer del Instituto del Cáncer. «Esto es algo nuevo en materia de mortalidad».
Los estudios anteriores de la carne roja habían encontrado sobre todo una asociación con la incidencia del cáncer. Los autores señalaron que muchos estudios de colectivos se han llevado a cabo en grupos de vegetarianos.
El año pasado, investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. informaron que comer una hamburguesa de un cuarto de libra (113 gramos) o una pequeña chuleta de cerdo todos los días podría poner a una persona en mayor riesgo de varios cánceres. El mensaje del último estudio se hace eco de este hallazgo: Mientras más carnes rojas y procesadas coma, mayor será su riesgo de morir a causa del cáncer.
Pero el American Meat Institute objetó estas conclusiones, al señalar en una declaración que el estudio se basó «de manera notable en el autoinforme sobre lo que se había comido en los cinco años anteriores, un método poco confiable. Esta metodología imprecisa es como depender de la caracterización personal de los consumidores respecto a sus hábitos de conducción en el pasado para determinar su probabilidad de tener un accidente en el futuro».
«La carne es una fuente excelente de cinc, hierro, B12 y otras vitaminas y minerales esenciales», continuaba la declaración. «Las directrices alimenticias de EE. UU. aconsejan comer una dieta equilibrada que incluye carnes magras. De este modo, se obtienen una amplia serie de nutrientes de muchas fuentes distintas. Es el mejor rendimiento sobre la inversión en nutrición que cualquier persona podría tener».
El Dr. Michael Thun, vicepresidente emérito de epidemiología e investigación de vigilancia de la American Cancer Society, declaró, sin embargo, que los hallazgos del estudio «respaldan otros estudios realizados previamente así como las directrices de nutrición de la American Cancer Society».
Estas directrices recomiendan elegir pescado, aves o legumbres en lugar de carne de res, cerdo o cordero; optar por cortes magros de carne; y hornear, asar a la parrilla o escalfar la carne en lugar de freírla o rostizarla.
Para el estudio, los investigadores analizaron lo que comieron más de medio millón de personas, de 50 a 71 años, a lo largo de una década. Los participantes eran en su mayoría blancos, de buen nivel educativo, con una proporción menor de fumadores y mayor de consumidores de verduras y frutas que en la población general. Durante ese tiempo, murieron más de 71,000 personas.
Se encontró que los hombres y las mujeres que consumían la mayor cantidad de carne roja tenían un riesgo entre 31 y 36 por ciento más alto de morir por cualquier causa que los que consumían la menor cantidad.
Las mujeres que comían carnes procesadas eran 25 por ciento más propensas a morir que las que consumían la menor cantidad de este tipo de carne, mientras que los hombres tenían un riesgo 16 por ciento mayor, halló el estudio.
Las causas de muerte de los participantes del estudio incluyeron diabetes, enfermedad de Alzheimer, úlcera, neumonía, influenza, enfermedad hepática, VIH, tuberculosis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y otras.
Morir a causa del cáncer también era más probable entre los que comían más carne roja: los hombres tenían una probabilidad de morir 22 por ciento mayor y las mujeres de 20 por ciento. El riesgo de morir por cáncer se incrementó en 12 por ciento para los hombres y en 11 por ciento para las mujeres que consumieron la mayor cantidad de carne procesada.
De modo similar, el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular era 27 por ciento más alto para los hombres y 50 por ciento más alto para las mujeres; en cuanto a la carne procesada, el riesgo era 9 por ciento más elevado para los hombres y 38 por ciento más alto para las mujeres.
Sin embargo, las personas que comían mayormente carne blanca mostraron un riesgo menor de muerte.
Los autores también observaron un riesgo 24 por ciento más alto de morir por problemas cardiacos entre los hombres que nunca habían fumado y que comían más carne blanca. Las mujeres tenían un riesgo 20 por ciento más alto.
La carne contiene muchos carcinógenos así como grasa saturada, lo que podría explicar el incremento en el riesgo de mortalidad, explicaron los autores.
El Dr. Jay Brooks, jefe de hematología y oncología del Ochsner Health System en Baton Rouge, Luisiana, calificó los hallazgos del estudio como «provocadores».
«La pregunta es cuánta de la culpa es de la carne y cuánta de las calorías extras», dijo Brooks. «Las calorías por sí solas son un fuerte determinante de la muerte por cáncer y enfermedad cardiaca. Esto nos debería hacer reflexionar sobre la ingesta de calorías».
Las dietas ricas en carne roja y carne procesada acortan la duración de la vida no sólo por el cáncer y la enfermedad cardiaca, sino también por el Alzheimer, las úlceras estomacales y varias afecciones más, según encontró un estudio del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.
De hecho, reducir el consumo de carne roja a la cantidad ingerida por debajo del 20 por ciento observada en el estudio salvaría el once por ciento de las vidas en los hombres y el 16 por ciento en las mujeres, de acuerdo con el estudio.
«El consumo de carne roja estuvo asociado con un incremento modesto en la mortalidad total», afirmó Rashmi Sinha, autor principal del estudio publicado en la edición del 23 de marzo de la revista Archives of Internal Medicine.
«Esto coincide con los hallazgos del Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer, el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer y la American Cancer Society, que recomiendan limitar el consumo de carne roja», agregó Sinha, que es investigador principal en la rama de Epidemiología nutricional de la división de genética y epidemiología del cáncer del Instituto del Cáncer. «Esto es algo nuevo en materia de mortalidad».
Los estudios anteriores de la carne roja habían encontrado sobre todo una asociación con la incidencia del cáncer. Los autores señalaron que muchos estudios de colectivos se han llevado a cabo en grupos de vegetarianos.
El año pasado, investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. informaron que comer una hamburguesa de un cuarto de libra (113 gramos) o una pequeña chuleta de cerdo todos los días podría poner a una persona en mayor riesgo de varios cánceres. El mensaje del último estudio se hace eco de este hallazgo: Mientras más carnes rojas y procesadas coma, mayor será su riesgo de morir a causa del cáncer.
Pero el American Meat Institute objetó estas conclusiones, al señalar en una declaración que el estudio se basó «de manera notable en el autoinforme sobre lo que se había comido en los cinco años anteriores, un método poco confiable. Esta metodología imprecisa es como depender de la caracterización personal de los consumidores respecto a sus hábitos de conducción en el pasado para determinar su probabilidad de tener un accidente en el futuro».
«La carne es una fuente excelente de cinc, hierro, B12 y otras vitaminas y minerales esenciales», continuaba la declaración. «Las directrices alimenticias de EE. UU. aconsejan comer una dieta equilibrada que incluye carnes magras. De este modo, se obtienen una amplia serie de nutrientes de muchas fuentes distintas. Es el mejor rendimiento sobre la inversión en nutrición que cualquier persona podría tener».
El Dr. Michael Thun, vicepresidente emérito de epidemiología e investigación de vigilancia de la American Cancer Society, declaró, sin embargo, que los hallazgos del estudio «respaldan otros estudios realizados previamente así como las directrices de nutrición de la American Cancer Society».
Estas directrices recomiendan elegir pescado, aves o legumbres en lugar de carne de res, cerdo o cordero; optar por cortes magros de carne; y hornear, asar a la parrilla o escalfar la carne en lugar de freírla o rostizarla.
Para el estudio, los investigadores analizaron lo que comieron más de medio millón de personas, de 50 a 71 años, a lo largo de una década. Los participantes eran en su mayoría blancos, de buen nivel educativo, con una proporción menor de fumadores y mayor de consumidores de verduras y frutas que en la población general. Durante ese tiempo, murieron más de 71,000 personas.
Se encontró que los hombres y las mujeres que consumían la mayor cantidad de carne roja tenían un riesgo entre 31 y 36 por ciento más alto de morir por cualquier causa que los que consumían la menor cantidad.
Las mujeres que comían carnes procesadas eran 25 por ciento más propensas a morir que las que consumían la menor cantidad de este tipo de carne, mientras que los hombres tenían un riesgo 16 por ciento mayor, halló el estudio.
Las causas de muerte de los participantes del estudio incluyeron diabetes, enfermedad de Alzheimer, úlcera, neumonía, influenza, enfermedad hepática, VIH, tuberculosis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y otras.
Morir a causa del cáncer también era más probable entre los que comían más carne roja: los hombres tenían una probabilidad de morir 22 por ciento mayor y las mujeres de 20 por ciento. El riesgo de morir por cáncer se incrementó en 12 por ciento para los hombres y en 11 por ciento para las mujeres que consumieron la mayor cantidad de carne procesada.
De modo similar, el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular era 27 por ciento más alto para los hombres y 50 por ciento más alto para las mujeres; en cuanto a la carne procesada, el riesgo era 9 por ciento más elevado para los hombres y 38 por ciento más alto para las mujeres.
Sin embargo, las personas que comían mayormente carne blanca mostraron un riesgo menor de muerte.
Los autores también observaron un riesgo 24 por ciento más alto de morir por problemas cardiacos entre los hombres que nunca habían fumado y que comían más carne blanca. Las mujeres tenían un riesgo 20 por ciento más alto.
La carne contiene muchos carcinógenos así como grasa saturada, lo que podría explicar el incremento en el riesgo de mortalidad, explicaron los autores.
El Dr. Jay Brooks, jefe de hematología y oncología del Ochsner Health System en Baton Rouge, Luisiana, calificó los hallazgos del estudio como «provocadores».
«La pregunta es cuánta de la culpa es de la carne y cuánta de las calorías extras», dijo Brooks. «Las calorías por sí solas son un fuerte determinante de la muerte por cáncer y enfermedad cardiaca. Esto nos debería hacer reflexionar sobre la ingesta de calorías».