Muchas de las campañas organizadas por los gobiernos nacionales y las organizaciones sin fines de lucro pueden estar aumentando la resistencia y poniendo en peligro las vidas que intentan salvar, dice el informe del Centro para el Desarrollo Global.
La resistencia a los fármacos es un hecho natural, pero las prácticas irresponsables en el suministro y el uso de medicamentos la están acelerando innecesariamente, miles de niños de países en desarrollo mueren cada año por cepas resistentes de la malaria, la tuberculosis, el sida y otras enfermedades, indica el informe.
Desde 2006, se han gastado más de 1.500 millones de dólares en fármacos especializados para tratar las bacterias y virus resistentes, y esto podría empeorar, nos advierten los expertos.
Las llamadas «superbacterias», como el estafilococo aureus resistente a la meticilina, causan más del 50 por ciento de las infecciones por estafilococos en los hospitales de América.
Las bacterias y virus comienzan a desarrollar una resistencia a los fármacos en cuanto se enfrentan con ellos. Si el tratamiento deja un microbio vivo, éste se reproducirá y cualquier atributo genético que lo haya ayudado a sobrevivir será multiplicado en la próxima generación.
Los expertos comentan que los reguladores deben proporcionar un camino claro para que las compañías farmacéuticas desarrollen nuevos antibióticos, además de ofrecerles incentivos.
El reporte del centro contempla una acción más amplia, e insta a la OMS (Organización Mundial de la Salud) a liderar una campaña que incluya a los laboratorios, los gobiernos, las sociedades de filántropos que compran y distribuyen medicinas, los hospitales, los proveedores de salud, las farmacias y los pacientes.
El informe encuentra una clara asociación entre la creciente disponibilidad y la resistencia a los fármacos.
La mala calidad, la falsificación y el uso incompleto de medicamentos, entre otros factores, contribuyen a agravar el problema.
Si bien el aumento del acceso a fármacos necesarios es claramente deseable, también plantea el desafío de preservar la eficacia y garantizar su uso apropiado, detalla el informe.
El Centro para el Desarrollo Global es un grupo independiente y sin fines de lucro que se especializa en la investigación sobre la salud, pobreza y la desigualdad en el mundo.