La Organización Mundial de la Salud (OMS) designó al 2010 como el año del asma. La OMS estima que el asma afecta a 300 millones de personas en el mundo y los grupos vulnerables, como personas adultas mayores y niños pequeños son especialmente difíciles de tratar.
La revista médica The Lancet publica guías de tratamiento para infantes y adultos mayores con asma. En los niños pequeños inicialmente es necesario establecer un diagnóstico certero y posteriormente individualizar el tratamiento a cada enfermo. El tratamiento en infantes, publica The Lancet debe incluir dosis altas de derivados de la cortisona en forma inhalada y terapia anti-IgE. La inmunoglobulina E o IgE, es el anticuerpo que se incrementa cuando existen reacciones alérgicas.
En el caso de los adultos mayores, la coexistencia del asma con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), dificulta el diagnóstico de la enfermedad e incrementa el riesgo de complicaciones que resultan difíciles de tratar. Hay que tener en cuenta que las personas mayores pueden tomar medicación para otras afecciones y que el medicamento que alivia un problema de salud puede ocasionar otro trastorno. Algunos pacientes, por ejemplo, empeoran de su asma cuando toman medicamentos para controlar la presión arterial, otros cuando ingieren fármacos para proteger la función cardiaca. Además, los medicamentos que ayudan a las personas de edad avanzada a conciliar el sueño, pueden afectar al paciente con asma. Estos sedantes hacen que la respiración sea más lenta y menos profunda, lo que puede resultar peligroso para quienes tienen una afección respiratoria como el asma.
La clave como siempre radica en consultar al médico y no automedicarse.
Fotografía: CCR