Li Xiufeng, de 95 años, fue encontrada «muerta» en su cama por su nieta. Aunque en un principio pensó que estaba dormida, tras varios intentos de hacerla despertar, notó que la mujer ya no respiraba.
Tras examinarla, los médicos determinaron que su temperatura corporal era normal, pero no respiraba y no presentaba signos vitales, por lo tanto fue dada por muerta.
Sus nietos iniciaron los preparativos para el funeral; según la tradición, el ataúd debe permanecer en casa de la familia unos cuantos días antes del entierro, para que familiares y amistades puedan despedirse.
Una semana después, a un día de ser enterrada, su nieta fue a visitar al ataúd, pero para su sorpresa el «cadáver» ya no estaba dentro, había desaparecido.
Inmediatamente pidió ayuda a sus vecinos para buscarla por los alrededores del pueblo, hasta que fue encontrada tranquilamente en la cocina.
La mujer comentó «Dormí por mucho tiempo, después de despertar sentí mucha hambre y vine a cocinar algo para comer. Tuve que empujar mucho la tapa del ataúd antes de poder salir».
Los médicos la volvieron examinar y parece ser que la anciana sufrió una muerte artificial, en la cual se pierde la respiración pero se mantiene la temperatura corporal.