Los adultos mayores que viven a 50 metros de las principales redes eléctricas tienen más riesgo de morir por Alzheimer o demencia senil que el resto de las personas, demostró un estudio realizado en Suiza.
El equipo dirigido por la doctora Anke Huss, de la Universidad de Berna, halló que ese riesgo aumentaba según la cantidad de tiempo que una persona había estado viviendo cerca de una red de 220-380 kV.
Esas son líneas de ultra alto voltaje que se usan para la transmisión a larga distancia de grandes cantidades de electricidad.
El equipo pudo analizar los datos censales y de mortalidad de más del 95 por ciento de la población suiza, lo que refuerza los resultados.
Con todo, la autora dijo a Reuters Health que los resultados deberían interpretarse con precaución porque éste es el primer estudio que asocia la exposición residencial a campos magnéticos con la mortalidad por Alzheimer. Sostuvo que deberían realizarse más estudios en otros países.
Los campos magnéticos de muy baja frecuencia se producen por el uso de dispositivos eléctricos, cableados eléctricos y líneas de tensión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que esos campos magnéticos pueden ser cancerígenos para los seres humanos.
En el 2007, la OMS concluyó que no había evidencias suficientes como para asociar los campos magnéticos de muy baja frecuencia con la enfermedad de Alzheimer, pero pidió que esa relación se considerara una «prioridad clave en investigación», escribieron los autores en American Journal of Epidemiology.
Para investigar esa relación entre la exposición residencial a las redes eléctricas y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, el equipo analizó los resultados del censos de 1990 y el 2000, y la mortalidad en el período 2000-2005 para 4,7 millones de personas de 30 años o más.
El equipo halló que las personas que vivían a 50 metros o menos de una línea de 220-380 kV eran 1,24 veces más propensas a morir por Alzheimer que las que vivían por lo menos a 600 metros de esas redes.
Quienes habían vivido por lo menos cinco años cerca de una red de 220-380 kV tenían 1,51 veces más riesgo y entre quienes lo habían hecho por lo menos una década esa proporción aumentaba a 1,78, mientras que se duplicaba para aquellos que habían vivido cerca de una red eléctrica durante por lo menos 15 años.
El equipo obtuvo resultados similares cuando analizaron la mortalidad por demencia senil.
Mientras que el 9,2 por ciento de la población suiza vive a 600 metros o menos de una red de tensión muy alta, sólo el 0,3 por ciento lo hace a 50 metros o menos. «No es una gran cantidad de personas», dijo Huss.
En el hogar, las personas son mucho más propensas a quedar expuestas a campos magnéticos de baja frecuencia, que se puede controlar.
Si bien los artefactos para el hogar, como un radio reloj despertador puede generar campos magnéticos similares a los que emiten las redes eléctrica, Huss señaló que para reducir el riesgo sólo hay que evitar estar muy cerca de esos dispositivos durante períodos prolongados.
El autor recomendó, por ejemplo, no dormir con la cabeza cerca del despertador o dormir toda la noche con una manta eléctrica.
Actualmente, agregó, no existe un mecanismo biológico probado que pueda explicar por qué los campos magnéticos pueden aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer. Pero dada la solidez de los resultados, la autora opinó que «algo debe ocurrir aunque no sepamos qué es».
FUENTE: American Journal of Epidemiology, febrero del 2009