Las células procedentes de los dientes tienen la capacidad de diferenciarse a diversos tejidos y representan una prometedora alternativa en el tratamiento de numeroso padecimientos que hoy no tienen cura. Estas células se extraen de la pulpa de los dientes.
El Dr. Abraham Franklin, odontólogo, explica que las células madre dentales provienen del paquete vasculonervioso que está adentro del diente. Idealmente las células madre dentales se extraen de la dentición primaria en los niños, es decir, los llamados «dientes de leche».
Para extraer las células madre se requiere romper el diente y separar los tejidos que lo integran hasta quedarse con las células madre mesenquimales.
Las células madre de la pulpa dental atraviesan por un proceso conocido como “reprogramación celular”, mediante la inserción de un virus con 4 genes de células madre embrionarias, logrando que las células de la pulpa dental se comporten como una célula troncal pluripotente inducida, con la capacidad de diferenciarse a diversas líneas celulares.
El Dr. Franklin explica que se les borra totalmente toda la información y se congelan lentamente, un grado menos cada hora. Este proceso debe realizarse en un laboratorio de bioseguridad grado 2, con aire filtrado, a fin de evitar la contaminación de las células.
Cuando se requiere diferenciar las células madre dentales, se saca uno de los viales, se extraen millones de células y se induce su diferenciación mediante determinados factores de crecimiento.
Una de las grandes ventajas de emplear células propias de los pacientes es que no existe rechazo del tejido y por lo tanto no se requiere bajar las defensas del individuo.
Con las células madre dentales se puede formar osteoblastos (células formadoras de hueso), fibroblastos (tejido conectivo), cardiomiocitos (células que forman tejido del corazón), condrocitos (células que forman las articulaciones).
En la actualidad, en México se realizan investigaciones para tratar personas con diabetes y con infartos cardiacos. Estos protocolos de investigación se llevan al cabo en conjunto con el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Las células madre dentales pueden conservarse cuando el diente acaba de extraerse o bien tiene pocas horas de haberse caído. De ahí que idealmente, cuando el diente de un niño está flojo, hay que ir al dentista para que lo extraiga, de lo contrario se recomienda llamar al banco de células madre dentales para introducirlo en una solución especial que permita preservar las células madre dentales.
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