El Dr. David F. Fiorentino de la Universidad de Stanford en EUA, y su equipo de investigadores desarrollaron pruebas específicas que identifican marcadores biológicos del cáncer en pacientes con dermatomiositis, una enfermedad inflamatoria sistémica.
La mayoría de los pacientes con dermatomiositis tienen auto-anticuerpos circulando en sus cuerpos que causan características de una clara enfermedad clínica y se asocian con un riesgo aumentado de malignidad.
Para el estudio realizaron un análisis de sangre de 111 pacientes de su Clínica Dermatológica y 102 pacientes del Centro de Miositis de la Universidad Johns Hopkins, ambos grupos eran similares en edad y género al momento del diagnóstico.
El equipo utilizó tanto técnicas de inmunotransferencia como de inmunoprecipitación para detectar anticuerpos contra el factor intermediario antitranscriptional-1 y la proteína de la matriz nuclear (NXP-2). Los resultados de las pruebas mostraron que el 17% de los individuos en las dos cohortes tenían anticuerpos contra NXP-2 y 38% tenían anticuerpos contra el factor intermediario antitranscriptional-1. Los ensayos específicos encontraron que el 83% de los pacientes de dermatomiositis, con cáncer, tuvieron una reacción a NXP-2 o el factor intermediario antitranscriptional-1. Un análisis más detallado indicó que el cáncer, la edad avanzada y el sexo masculino estaban asociados a NXP-2 o anticuerpos el factor intermediario antitranscriptional-1, con anti-NXP-2 asociada específicamente con el cáncer en los hombres.
El Dr. Fiorentino comenta que para el médico que trata pacientes con dermatomiositis, la identificación de las personas en mayor riesgo de cáncer es una prioridad, el equipo se centró en la creación de pruebas específicas para detectar anticuerpos contra dos proteínas específicas y luego probar si esos anticuerpos pueden identificar pacientes con dermatomiositis en mayor riesgo de cáncer, los resultados confirman la relación entre el cáncer y la edad en la dermatomiositis, con un fuerte aumento de la frecuencia, aproximadamente, a los 60 años de edad. El estudio fue publicado en la revista Arthritis & Rheumatism.