La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición realizada en 2012 indica que 7.7% de las adolescentes en México padece anemia, sin que se observe una diferencia entre regiones o zonas rurales/ urbanas, pero sí por grupo de edad, siendo mayor el número de casos en adolescentes de 16 a 19 años.
Una de las principales, aunque no la única, es la anemia ferropénica que es la deficiencia de hierro, que en esta etapa se presenta como resultado de un bajo consumo de hierro a través de los alimentos, por el aumento en el requerimiento debido al crecimiento en esta edad y por pérdidas sanguíneas durante la menstruación.
El cobre tiene un importante papel para ayudar al organismo a transportar hierro hacia y desde los tejidos, ya que también está involucrado en muchos otros procesos, como por ejemplo el desarrollo de nervios y músculos, y el crecimiento de vasos sanguíneos.
El cuerpo por sí sólo no puede fabricar cobre, de modo que debe obtenerlo de los alimentos o suplementos dietéticos. El cobre está disponible en una amplia variedad de alimentos frescos y ligeramente procesados.
La Organización Mundial de la Salud estima que el límite inferior del rango aceptable de ingesta oral diaria para el cobre es de 20 mg/kg de peso corporal para los adultos y cerca de 50 mg/kg de peso corporal para lactantes. Para un adulto saludable normal (que pesa entre 50 y 70 kg), esto equivale de 1.0 a 1.4 mg/día.
El cobre es un mineral que se puede obtener a través de una gran cantidad de alimentos: entre ellos, leche, huevo, carnes, aceites, cereales, hortalizas, frutas y verduras. Si recordamos que la base de la salud es una buena alimentación, entonces deducimos que a través de una buena alimentación podremos obtener los niveles óptimos de cobre en nuestro cuerpo.