Un equipo internacional de investigadores dirigidos por el Dr. Jochen Schacht, director del Instituto Kresge de Investigación de la Audición de la Universidad de Michigan en EUA, confirmó que un antibiótico usado en animales puede ayudar a matar superbacterias en humanos sin propiciar la pérdida de la audición, uno de los efectos secundarios que dejan los actuales fármacos.
Según un artículo difundido en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el antibiótico Apramicina, que actualmente se usa en la medicina veterinaria, no afecta las células sensoriales del oído interno.
Los científicos comprobaron la eficacia de la Aprimicina contra las bacterias tras una amplia gama de pruebas en animales que realizaron dentro de una evaluación a varios antibióticos potenciales que podrían hacer frente a infecciones resistentes a múltiples fármacos.
Un ejemplo es la tuberculosis, la cual genera cada año 440 mil nuevos enfermos y causa al menos 150 mil muertes en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud.
La investigación tiene como objetivo superar la grave limitación de los antibióticos aminoglucósidos, un tipo de fármacos que incluye varios ampliamente utilizados como la Kanamicina, Gentamicina y la Amikacina, que a pesar de su eficacia para detener infecciones bacteriales, provocan una pérdida de la audición parcial o permanente en las personas que lo toman durante un tratamiento.
Este daño auditivo ha causado que los pacientes interrumpan el tratamiento antes de que finalice la prescripción de antibióticos, permitiendo que prosperen las cepas de bacterias resistentes.
El Dr. Schacht y los investigadores encontraron que los fármacos producen radicales libres que dañan las células ciliadas del oído interno, las cuales son el pilar de la audición y una vez destruidas no pueden volver a desarrollarse.
Después de cuatro años de trabajo, el equipo desarrolló y probó un nuevo enfoque del diseño del antibiótico y actualmente trabaja en tres laboratorios realizando pruebas en células de las orejas de ratones, de audición y daño en las células ciliadas en conejillos de Indias.
Los investigadores proyectan el diseño de fármacos que combatan la amenaza de las bacterias y también sustituyan a los antibióticos aminoglucósidos, actualmente controlados en EUA y Europa, pero que en países en desarrollo se adquieren sin prescripción médica.