Las investigaciones sobre fertilidad han avanzado enormemente y hoy se cuenta con pruebas y estudios para detectar cuál podría ser la dificultad por la cual no ocurre un embarazo y qué hacer para superarlo. Hay varios factores que pueden influir en la fertilidad, como edad, problemas de ovulación, trastornos del esperma o lesiones en las trompas de Falopio.
Tal como le explica Heather Welford, especialista de la Organización National Childbirth Trust del Reino Unido, si usted ha estado tratando de embarazarse y no ha tenido éxito o está preocupada, lo mejor es consultar a su médico.
Su médico deseará conocer detalles sobre su historial médico, como sus menstruaciones, cuándo comenzaron y que tan regulares son,también le preguntará sobre embarazos previos o si ha sufrido una infección pélvica o una infección sexualmente transmitida. Lo más probable es que el médico lleve a cabo exámenes, que incluirán una palpación interna, y la sometan a análisis de sangre para revisar su conteo sanguíneo y sus niveles hormonales. Su pareja puede ser sometida a pruebas, que incluirán tomar una muestra de semen para analizarla.
La clínica especializada en medicina reproductiva se encargará de investigar la causa de su infertilidad.
El tratamiento que se le ofrezca dependerá de esa causa y puede variar desde terapias hormonales y uso de esperma u óvulos donados, hasta técnicas de reproducción asistida como fertilización in vitro o inyección intercitoplasmática de espermatozoide.
Para las mujeres que no están ovulando, el primer tratamiento pueden ser los fármacos para estimular la ovulación que funcionan de la misma forma que las hormonas, estimulando a los ovarios para que liberen óvulos. Este método a menudo ayuda a la concepción después de unos meses y no son necesarias más intervenciones. Estos son los mismos fármacos que utilizan para la inducción de ovulación en tratamientos más complicados, como la fertilización in vitro.
La fertilización in vitro involucra la extracción de óvulos de los ovarios de la mujer para combinarlos en una probeta del laboratorio, ya sea con el esperma de su pareja o de un donante. Si los óvulos resultan fertilizados con éxito se vuelven a implantar en el útero.
La inyección intercitoplasmática de espermatozoide a menudo se recomienda a las parejas que no tuvieron éxito con la fertilización in vitro. Este tratamiento involucra inyectar un solo espermatozoide en el óvulo y, si se logra desarrollar un embrión sano se implanta en el útero.
También hay otros tratamientos, con menos tasas de éxito que la fertilización in vitro.
Se ha abogado para que la reproducción asistida sea un derecho universal, pero lo cierto es que las parejas que tienen problemas de fertilidad enfrentan enormes desafíos en todo el mundo. No sólo por las enormes diferencias en la accesibilidad a estos tratamientos entre un país y otro, sino por el estricto control que muchos países siguen ejerciendo en los métodos de reproducción asistida.
Un estudio del 2010 de la Federación Internacional de Sociedades de Fertilidad, encontró que muchos países católicos siguen teniendo estrictos controles sobre el uso de embriones y, por lo tanto, sobre los tratamientos de fertilidad, lo que es considerado aceptable, varía de país a país.
Estas enormes diferencias en la práctica clínica no ocurren en otros campos de la medicina, lo que indica que el control de lo que debe permitirse está en manos de las actitudes sociales o religiosas, más que de la mejor práctica de la medicina, someterse a un tratamiento de fertilidad, cualquiera que sea, es una experiencia cargada de emociones y dificultades.
De manera que es importante buscar ayuda y aprovechar todo el apoyo que se le brinde.
Si usted, algún familiar o amistad necesita más información acerca de reproducción asistida visite www.infertilidadabc.com