Uno de cada dos varones entre los 40 y 70 años padece disfunción eréctil, incluyendo todos los grados que esta incapacidad abarca (leve, moderada y grave) y aumentando su prevalencia con la edad. Este problema, que se define como la incapacidad de obtener y/o mantener una erección suficiente para una relación sexual satisfactoria, es común en los hombres de todo el mundo. De hecho, la prevalencia estimada para el año 2025 es de 300 millones de varones.
El Dr. Antonio Quiñonero, urólogo de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, España, comenta que en los pacientes con enfermedad arterial coronaria la prevalencia de la disfunción eréctil oscila entre el 47-75%. La disfunción eréctil y la enfermedad arterial coronaria comparten factores de riesgo y mecanismos de producción, como es la disfunción endotelial.
La evidencia científica cada vez mayor, muetra que la disfunción eréctil puede preceder a la aparición de los síntomas coronarios hasta en 5 años, lo que podría ser utilizado como ‘ventana terapéutica’”.
El Dr. Quiñonero señala que clínicamente se encuentran dos marcos diferentes. Por un lado están los pacientes con disfunción eréctil menores de 60 años y sin sintomatología coronaria, que tienen un riesgo elevado de padecer una enfermedad coronaria en los próximos 5-10 años. Estos pacientes deben ser valorados médicamente y estratificados según el riesgo coronario y actuar médicamente sobre enfermedades asociadas (hipertensión arterial, diabetes, síndrome metabólico) y cambiar los estilos de vida (sedentarismo, tabaco y alimentación)
Por otro lado, están los pacientes que ya han tenido un cuadro coronario (infarto de miocardio, by-pass coronario etc.). Estos pacientes deben ser integrados sistemáticamente en programas de rehabilitación cardiaca tras la recuperación del proceso agudo. El paciente tras ser dado de alta desconoce como afrontar su nueva situación desde muchos puntos de vista: nivel ejercicio que puede realizar, alimentación adecuada, control de factores de riesgo, técnicas de control del estrés, repercusiones psicológicas y de los problemas en la esfera sexual (Disfunción eréctil). En estos programas los pacientes son instruidos en todas estas áreas, lo que es de vital importancia para optimizar su evolución clínica y mejorar su calidad de vida psicosocial, laboral y sexual.
Respecto al tratamiento, la disfunción eréctil tiene actualmente tratamiento, el cual se inicia en primera línea con fármacos orales en aquellos pacientes en los que no están contraindicados. En el caso en que los pacientes no puedan tomar estos fármacos, pueden ser tratados en segunda línea con fármacos vasoactivos inyectados directamente en el pene. El último paso del tratamiento es la prótesis de pene.