Los trastornos del control de impulsos se caracterizan por:
Acciones irresistibles: La persona no puede resistirse al impulso o tentación de llevar a cabo acciones, aunque sean peligrosas para él o paralos demás.
Antes de llevar a cabo la acción hay un aumento de la tensión emocional (activación emocional).
Durante la acción: Existe una sensación placentera, liberadora.
Tras la acción pueden sentirese arrepentidos o culpables.
Los adolescentes reaccionan más impulsivamente ante el peligro que los niños o los adultos, lo que puede explicar por qué es más probable que cometan crímenes, según un estudio reciente dirigido por Kristina Caudle, Dra. en Neurociencias del Colegio de Medicina Weill Cornel
Los crímenes con frecuencia se cometen en situaciones de una alta carga emocional o amenazantes, lo que activa todos los impulsos inadecuados para la toma de decisiones en el cerebro adolescente, comenta la Dra. Caudle.
Los cerebros de los niños pequeños son aún más inmaduros,y los niños no exhiben la misma atracción a las conductas de alto riesgo o criminales que los adolescentes.
Los investigadores efectuaron un monitoreo a los cerebros de 83 participantes de 6 a 29 años de edad mientras les mostraban imágenes de rostros con expresiones amenazantes o neutrales. Se pidió a los participantes que presionaran un botón cuando veían una cara neutral y no presionarlo cuando veían una cara amenazante.
Los adolescentes fueron menos capaces que los niños o los adultos de abstenerse de presionar el botón cuando veían un rostro amenazante. Los adolescentes que pudieron controlar su respuesta a los rostros amenazantes mostraron una actividad significativamente más alta en un área del cerebro conocida como corteza prefrontal ventromedial que los niños y los adultos.
La corteza prefrontal es la parte del cerebro responsable de monitorizar la personalidad y el control de los impulsos. En los adultos, esa sección del cerebro ayuda a regular las respuestas a las situaciones emocionales, pero en los adolescentes se halla en un estado de cambio.
La investigación sugiere que los cambios biológicos de esta parte del cerebro en la adolescencia influyen sobre los procesos emocionales, de tal forma que las actividades peligrosas conllevan su propia recompensa emocional.
El estudio se presentará el miércoles en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencia (Society for Neuroscience) en San Diego. Los datos y las conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Fuente: Society for Neuroscience