La tendencia a engordar se instala mucho antes de lo pensado ya que los niños en edad preescolar pueden incorporar conductas que los predispongan al sobrepeso y la obesidad, concluyó una nueva investigación a cargo del Dr. John Spence, de la Universidad de Alberta en Canadá.
Los niños que desarrollan ciertas conductas hacia la comida (como comer cuando están alterados o aburridos) van a tener más sobrepeso mientras que los jóvenes que muestran otros tipos de comportamientos (como alimentarse lentamente) tienen más posibilidades de tener un peso bajo. La investigación sugiere que estas conductas están hasta cierto punto moldeadas en los hogares, cuando los padres recompensan a sus hijos por ciertos tipos de comportamientos.
Actualmente, la epidemia de sobrepeso y obesidad afecta a los niños y adolescentes. Esta condición es para tener en cuenta porque los niños con estos problemas tienen un riesgo mucho mayor de convertirse en adultos con exceso de peso, un problema que los predispone a múltiples patologías como las afecciones cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, artritis, depresión y diabetes tipo 2.
Las conclusiones del estuido se publicaron en la revista International Journal of Pediatric Obesity, los investigadores trabajaron con 1730 niños de ambos sexos de cuatro y cinco años. Los pesaron y obtuvieron el índice de masa corporal de cada jovencito y pidieron a los padres que completaran un amplio cuestionario destinado a evaluar la relación entre las conductas hacia la comida y el peso de cada chico.
Las preguntas estaban en forma de afirmaciones que los padres debían aceptar o rechazar con respecto a sus hijos. Por ejemplo, debían responder si «Mi hijo ama la comida» o «Mi hijo come más cuando está preocupado».
El Dr. Spence dijo que, de acuerdo a lo esperado, los chicos con conductas como comer cuando estan alterados o seguir alimentándose aún sintiéndose llenos tenían una posibilidad mucho mayor de pesar más que los jóvenes que tenían actitudes opuestas hacia la comida.
Es importante realizar más investigaciones que aclaren cómo se moldean estas conductas en los chicos.
Este enfoque tiene implicaciones terapéuticas potenciales pues si pueden identificar estos factores y comprender qué los causa se podrá saber cuando intervenir.