Simular alegría o felicidad no ayuda a experimentarla de verdad, de hecho, ocurre todo lo contrario, las personas que fingen una sonrisa tienden a empeorar su humor, mientras que aquellos que se alegran gracias a pensamientos positivos mejoran su estado de ánimo.
A dichas conclusiones llegó una investigación realizada por la Universidad Estatal de Michigan en EUA, con empleados forzados por sus empleadores a sonreír al público y a los clientes. El Dr. Brent Scott, líder del estudio sostiene que esta decisión empresarial puede generar pérdidas ya que al empeorar el estado de ánimo de los trabajadores estos suelen retraerse.
Para llegar a dichas conclusiones, el Dr. Scott y su grupo de investigadores trabajaron con conductores de colectivos, es decir con personas en constante contacto con el público y que debían, por orden de sus jefes, ser amables y sonreír.
El Dr. Scott analizó el efecto de dos acciones distintas: la actuación en superficie (o la falsa sonrisa) y la actuación en profundidad, que implica generar emociones positivas a través de buenos pensamientos, como fantasear con las vacaciones deseadas o recordar el acto escolar de un hijo.
Y resultó que las falsas sonrisas afectaban el estado de ánimo mientras que las verdaderas lo mejoraban. Los empleadores pueden pensar que lograr que sus empleados sonrían es bueno para la organización, pero esto no es necesariamente así, sonreír porque sí puede generar cansancio emocional y un retraimiento que es malo para la empresa.
El Dr. Scott notó que esta asociación fue más fuerte en las mujeres que en los hombres, la actuación en superficie dañó más a las mujeres, es decir que su humor empeoró más radicalmente y se retrajeron más que los hombres, pero la actuación en profundidad las ayudó aún más que a sus colegas varones.
Fuente: Academy of Management Journal