Quienes tienen el suficiente temple para salir a correr durante todo el año saben que en época de invierno, sobre todo cuando salen muy temprano, el ejercitarse cuando hace frío significa sentir fríos los ojos, medio congelados los dedos de los pies y tener las manos algo entumecidas. Y a muchos les ha pasado que no tienen tanta sed al terminar como cuando ejercitan en verano; por tanto, toman menos agua.
Una investigación realizada por el Dr. Stephen Mears, de la Loughborough University en el Reino Unido, ha decubierto que: la cantidad de agua que tomas cuando te ejercitas mientras hace frío debe ser la misma que cuando hace calor.
Los investigadores pidieron a un grupo de 10 hombres saludables manejar bicicleta durante una hora en dos situaciones distintas: la primera, con 25 ºC de temperatura y la segunda a 0 ºC (sí, cero grados). En ambos casos se les permitió tomar la cantidad de agua que quisieran.
El resultado fue el esperado: el grupo sudó mucho menos en la segunda situación, y también tomaron menos agua para compensar la pérdida (dos tazas en promedio cuando hacía frío, en comparación a las 3.5 tazas que tomaron cuando hacía calor), la investigación fue presentada en la International Sports Science & Sports Medicine Conference.
En ambas situaciones los hombres experimentaron el mismo decrecimiento en masa corporal y una cantidad indeterminada de pérdida de fluidos, ello puede deberse a que los hombres en la segunda situación no estaban pensando tanto en hidratación y/o que los mecanismos físicos y psicológicos, como los cambios en la circulación sanguínea que regulan la temperatura corporal, interfirieron con la necesidad de saciar su sed.
Los descubrimientos sugieren que en la mayoría de los casos, la regla básica de beber agua se aplica incluso cuando hace frío.
Moraleja: aunque haga frío, hidrádate adecuadamente, aunque tu cerebro no te haga sentir tanta sed.