¿Estás alejando de ti a las personas por tener un comportamiento confuso y desconsiderado?
Además de la estela de gente que no va estar cerca de ti, hay ciertas cosas en qué pensar para determinar si tu comportamiento es pasivo-agresivo de acuerdo a tu conducta en general.
El patrón de comportamiento pasivo-agresivo de la personalidad se define como una resistencia pasiva a las demandas de rendimiento adecuado tanto en lo social como en lo laboral y comienza a manifestarse a principios de la edad adulta. Se presenta en una variedad de contextos y en presencia de algunos de los siguientes síntomas dominantes:
.- ¿Retrasas las cosas que debes hacer, de modo que no cumples con los plazos acordados?
.- ¿Cuando se te encarga algo que no quieres hacer, lo haces mal o da la impresión de que trabajas con desgano?
.- ¿Protestas sin motivo, aduciendo que los demás plantean exigencias irracionales?
.- ¿Eludes cumplir con tus obligaciones aduciendo que “se te olvida”?
.- ¿Crees que estás haciendo las cosas mucho mejor de lo que los demás piensan?
.- ¿Te muestras ofendido(a) cuando los demás le aportan sugerencias útiles para que seas más productivo. Pones obstáculos a la labor de los demás, para lo cual dejas de hacer la parte que te corresponde en una tarea de grupo?
.- ¿Criticas y desprecias sin motivo a las figuras de autoridad?
Si respondiste afirmativamente a tres o más de éstas preguntas, podrían entrar en la categoría de personas que tienen un comportamiento pasivo-agresivo.
Las personas con este patrón de comportamiento ponen obstáculos a todo lo que les puede resultar gratificante.
Se desconocen las causas del comportamiento pasivo-agresivo y pueden estar relacionadas con una combinación de factores ambientales y genéticos. El diagnóstico se realiza a través de una evaluación psicológica y una historia clínica cuidadosa dependiendo del grado y duración de los síntomas.
Las personas con el patrón de comportamiento pasivo-agresivo nunca reconocen tener la culpa de que las cosas les salen mal, inculpan a otros incluso al jefe, nunca se muestran desafiantes y su manera de actuar es pasiva lo cual los lleva indirectamente a eludir sus responsabilidades.
Una de sus principales excusas es: “Sabes lo ocupado que ando, no puedo acordarme de todo”.
Para las personas con un comportamiento pasivo-agresivo, reconocer una figura de autoridad es sinónimo de humillación, están llenas de enojo y se sienten muy desprotegidas, y en la edad adulta se vuelven dependientes de personas importantes en su vida, incluyendo jefes, padres o cónyuges.
Los individuos con comportamiento pasivo-agresivo no son capaces de mantener una relación íntima, están llenos de hostilidad y u conducta es de oposición, expresando sus sentimientos agresivos de una manera disimulada, pasiva. No es fácil para las personas con trastorno pasivo-agresivo entender el daño que hacen a los demás y a sí mismos.
Se sienten muy solos y desprotegidos, pueden padecer episodios de depresión, ansiedad o enfermedades psicosomáticas.
La buena noticia es que existen tratamientos con base en antidepresivos que alivian los síntomas de ansiedad y depresión, así como asesoramiento conductual que los ayude a tomar conciencia del problema y reconocer la necesidad de cambiar.