Una cosa es lo que genera en los otros la forma en que nos vestimos, y todas las conclusiones que pueden sacar a partir de un par de zapatos o la marca de un jean, y otra el comportamiento personal que nos provoca ponernos tal o cual prenda.
¿Hay ropa que nos da seguridad? ¿Calzarnos un zapato determinado nos hace actuar de una manera más femenina? El sentido común nos hace pensar que sí, pero ya hay estudios científicos que avalan esta teoría social, con un nuevo agregado: también puede influir sobre la inteligencia y los procesos de aprendizaje.
Un estudio realizado en la Universidad de Northwestern, en Chicago, comprobó que si uno se pone una bata blanca que cree le pertenece a un médico, aumenta su capacidad para prestar atención. Hecho que no sucede si se pone la misma bata blanca creyendo que pertenece a un pintor. Los científicos aseguran que el efecto solo ocurre si se conoce de antemano el significado simbólico de la prenda, y como en general se piensa que los médicos son cuidadosos y buenos pare prestar atención… se actúa en ese sentido al llevar su ropa.
El trabajo avanza sobre lo que se denomina cognición corporal, un campo científico relativamente poco explorado, pensamos con el cerebro, pero también con el cuerpo, a partir de experiencias físicas que asociamos a determinados conceptos. La investigación en cuestión puso en evidencia que la ropa también desencadena una reacción en nuestros procesos de pensamiento.
Hasta ahora sabemos que la ropa puede influir en nuestros estados de ánimo, a partir de cómo nos percibimos cuando nos miramos al espejo, y también por la forma en que nos ve nuestro entorno social.
La vestimenta mejora nuestra actitud, en el mejor de los casos, aunque no altera nuestro coeficiente intelectual.
Antes de que eso suceda, el mundo de la moda tendría que elegir nuevos referentes para que su imagen ayude a moldear en los demás una conducta diferente, estamos lejos de que físicos, doctores o intelectuales reemplacen a Kate Moss en las grandes vitrinas del mundo de la moda.