Un equipo de biólogos, nanoingenieros y cirujanos diseñó una nueva técnica para poder contar con un reemplazo de cadera que puede durar toda la vida del paciente.
Los científicos británicos cubrieron la prótesis con un «nanopatrón» de plástico perforado para estimular a las células madre a formar nuevo hueso junto a la nueva articulación.
El procedimiento intenta evitar los problemas que surgen actualmente cuando el organismo forma tejido blando alrededor de las prótesis de reemplazo de cadera, esto provoca que el paciente tenga que ser sometido a un nuevo reemplazo de la articulación.
Actualmente es necesario llevar a cabo la operación después de, como mucho, 15 años.
El Dr. Dominic Meek, especialista en cirugía ortopédica del Hospital General Southern Glasgow, quien está involucrado en la investigación, comenta que el procedimiento actual de reemplazo de cadera ha llegado al límite de su éxito, pues uno de los problemas es que han sido tan exitosos que cada vez los hemos estado colocando con más frecuencia en pacientes más jóvenes. Y ellos son mucho más activos.
Y a esto debe añadirse el hecho de que los implantes pueden también aflojarse.
Las células madre en nuestro organismo tienen la capacidad de transformarse en cualquier tipo de célula. Pero el tejido blando alrededor de un implante provoca que éste se desajuste, si se logra estimular a las células madre a formar hueso en lugar de tejido blando será posible crear una articulación que puede durar toda la vida.
Su solución es un nanopatrón, un patrón tan pequeño que no puede verse ni con los microscopios ópticos más poderosos, con un microscopio electrónico puede verse como un conjunto de pequeñísimas perforaciones con un diámetro de unas 120 milmillonésimas de metro.
Cuando las células madre se unen al nanopatrón ocurre algo increíble: en lugar de tejido blando, crece hueso.
El siguiente paso es recubrir las superficies clave de un implante con el nanopatrón de plástico perforado, según los científicos, este material es muy resistente, no interactúa químicamente con el organismo y no interfiere con las radiografías, y lo principal, es que puede manipularse y crear las pequeñísimas perforaciones que se requieren para la formación de hueso.
El proceso ha tomado hasta ahora tres años y según los investigadores se requerirán unos cinco o 10 años antes de poder llevar el estudio del laboratorio al quirófano.