En la Universidad de Tokio han descubierto que para ser feliz lo mejor es sonreír, que haya un motivo para hacerlo es indiferente: sonreír es obligatorio.
Así que han aplicado esa ley a la alimentación creando el Happiness Counter, un refrigerador que sólo se abre si detecta una sonrisa.
La cámara del Happiness Counter es bastante sensible y sólo dejará que te alimentes si la sonrisa es lo suficientemente amplia. La ironía y el desdén no funcionan, además cuenta con un sistema de seguridad de hasta tres intentos de apertura: si la tercera sonrisa no es convincente, se recurriría al código PUK (que sería una carcajada), y si eso también falla, bueno a intentarlo de nuevo.