Diferentes grupos bilingües, han participado en los experimentos realizando una serie de pruebas donde se mide el tiempo de respuesta y la actividad eléctrica cerebral. Así, pues los resultados muestran que una persona bilingüe activa los dos idiomas a la vez incluso en situaciones en que necesita sólo uno.
Para resolver el conflicto entre los dos idiomas que se activan y que la persona pueda seleccionar el que es apropiado, es necesaria la actuación de un mecanismo de atención que implica la parte prefrontal del cerebro y que inhibe aquel término que en el contexto no es apropiado demostrando que se puede ignorar información interna.
En el caso de un intérprete no se puede inhibir uno de los dos idiomas sino que los tiene que mantener activos al mismo tiempo porque escucha en uno y habla en otro. Los traductores consiguen mantenerlos activos a pesar de que supone un gran esfuerzo cognitivo. Esto significa que el cerebro puede actuar de forma diferente a como lo haría de manera natural dependiendo de la práctica a la que se ve expuesto, es decir, el cerebro se adapta. Un intérprete también usa el mecanismo de memoria de trabajo (la cual permite mantener activa información para realizar una tarea) de forma más eficaz.
Después de estas pruebas, se ha demostrado que el cerebro puede responder de manera diferente con entrenamiento y el aprendizaje de otro idioma es un entrenamiento, concluyendo que ser bilingüe tiene más ventajas que inconvenientes. Aunque aquel que maneja dos idiomas, los maneja un poco más lentamente que otro que sólo usa uno, las consecuencias generales de ser bilingüe son que usa mecanismos de atención mucho más que los que no lo son; los bilingües son capaces de manejar mejor situaciones de selección, de toma de decisiones. En situaciones de distracción se concentran más fácilmente para elegir. Estudios realizados en Canadá, han demostrado que el uso de otro idioma retrasa el deterioro mental ocasionado por la edad.
Si uno de los idiomas es el dominante, el mecanismo de inhibición es el que funciona mucho más. Mientras que en los niveles más altos de bilingüismo, los idiomas no compiten, dominan los procesos de focalización, lo que los hace mejores en las tareas que obligan a mantener la atención, la concentración y la memoria.